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Irak a su libre albedrío
Conforme marca la tradición del Ejército, los soldados bajaron la bandera de EE UU que ha estado izada en Bagdad y después la enrollaron con sumo cuidado y en silencio. Así terminó una misión que empezó el 19 de marzo de 2003 con un bombardeo sobre la capital de Irak. Fue justificada por el presidente George W. Bush como medida preventiva ante las supuestas armas de destrucción masiva de Sadam Husein, y su interés de compartirlas con grupos terroristas como Al Qaeda. Esta invasión provocó grandes divisiones en Estados Unidos y la ONU.
Nueva York- Aun así, los soldados estadounidenses se vistieron de uniforme militar bajo las ordenes del que era entonces su comandante en jefe, George W. Bush, para liberar al pueblo iraquí del tirano. Ocuparon esta tierra, aunque nunca fueron recibidos como grandes libertadores. En mayo de 2003, el líder republicano se apresuró a cantar victoria con el polémico discurso de «misión cumplida», del que luego reconoció arrepentirse años después.
Entrada la primavera, no se podía esconder más que las tropas estadounidenses habían fracasado en su objetivo de encontrar las armas de destrucción masiva y se les asignó una nueva misión: contener una guerra civil que no entendían. Los famosos IED (explosivos caseros, en sus siglas en inglés) se convirtieron en parte del lenguaje habitual de los soldados y las heridas por trauma cerebral, en sello de los heridos de esta contienda.
Los altos mandos del Pentágono se desplazaron ayer hasta Bagdad para asistir a esta ceremonia oficial de fin de la misión en este país, la cual a lo largo de los casi nueve años ha sido etiqueta como error, guerra civil o quimera.
«Su resultado nunca ha sido cierto especialmente en los días más oscuros. Después de mucha sangre derramada de iraquíes y estadounidenses, la misión de un Irak que puede gobernarse a sí mismo y mantener su propia seguridad se ha convertido en real», añadió ayer el jefe del Pentágono, Leon Panetta, el día en el que empezó un nuevo Irak.
EE UU se ha dejado 752.000 millones de dólares en este país, aunque la gran deuda se cuenta en las bajas de los hombres y mujeres que han perdido su vida. Han muerto casi 4.500 personas y 30.000 han resultado heridas. Respecto a las víctimas iraquíes, se desconoce el número exacto. Pero existe una base de datos independiente, el Recuento de Cuerpos de Irak, desde la que se asegura que más de 150.000 personas, la mayoría civiles, habrían fallecido.
Ayer Panetta explicó que «es un momento en el que Irak quiere mirar hacia adelante. Es una oportunidad para que siga un camino de seguridad y prosperidad. Se lo debemos a todos aquellos que dieron su vida y se sacrificaron en esta guerra», explicó mientras recordó su visita en 2006 como parte del Grupo de Estudio de Irak bajo el Gobierno Bush.
Con el abandono de las tropas estadounidenses, Irak se enfrenta a grandes desafíos. Para los iraquíes la batalla va a continuar. Su nación es frágil y les resultará muy complicado establecer un sistema democrático. La violencia todavía forma parte de la vida diaria, que se cobra inocentes en su mayoría. Mientras, el pueblo está frustrado con la falta de electricidad y agua. De forma paradójica, sin Sadam y sin la protección de los militares estadounidenses, Irak podría terminar en manos de sus vecinos, Irán o Turquía.
De momento, Irán mantiene su agenda de influencia en la región. En declaraciones a la agencia Afp, el presidente del Centro de Investigación del Golfo, Abdulaziz Sager, explicó que «la retirada de Irak va a crear sin duda un efecto aspiradora. La presencia en la región de Estados Unidos ha dado poder a las naciones con las que comparten intereses y ha creado una unión por los acuerdos de seguridad. Pero, con el abandono, se fortalecerá la influencia militar y de inteligencia de Irán», explicó.
Mientras, los países árabes están preocupados por lo que Irán, liderado por los chiíes, podría hacer con Irak, donde representan al 65% de la población. El régimen teocrático de Teherán no amenazará a Bagdad, pero utilizará la «conexión de los chiíes» para desafiar a los regímenes suníes de Arabia Saudí y Bahréin, aliados de Washington.
Clinton entrará en la campaña de Obama
Los reproches que realizó el ex presidente Bill Clinton al actual inquilino de la Casa Blanca en su reciente libro no son un obstáculo para que éste no aproveche el tirón del ex mandatario en la carrera electoral de 2012. El marido de la actual secretaria de Estado y ex adversaria de Obama en las primarias, Hillary Clinton, participará en los actos electorales. La confirmación termina con la posibilidad, impulsada por un sector de los demócratas, de que Hillary se presentase a las urnas.
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