Encerrados con Pepe Viyuela

Un actor sale a escena sin saber muy bien dónde se está metiendo, qué se espera de él ni cómo salir de aquella. Es toda una encerrona, solo frente al público. Aunque, cuando se llevan años con un espectáculo, a la «Encerrona» se le acaba cogiendo cariño. «Es el espectáculo de mi vida –confiesa Pepe Viyuela–, no tanto porque en él cuente la mía, sino porque ha recorrido todo el tiempo que he estado trabajando como actor». Y asegura: «Para el personaje, en sus circunstancias, es una encerrona, pero para mí es lo contrario, una liberación, un lugar donde vuelo y hago las cosas como quiero». Eso implica mucho clown, gesto, teatro de objetos... Puedo lanzarme en picado, hacer tirabuzones, incluso relajarme más de la cuenta».

Respeto para la comedia
Actor de una pieza –y más de una cara–, se le conoce como cómico, y no le molesta: «No ha sido nunca mi propósito convencer a nadie de lo que puedo hacer. Me he concentrado más en trabajar en lo que me apetecía». Aunque sí desea un poco más de consideración para su género, un género a menudo maltratado: «Es difícil que una comedia reciba premios, por muy bien que esté, y eso que luego admiramos a la gente que lo hace bien, fíjate en Billy Wilder». Pero payaso siempre ha sido un insulto en España. «Es que remite al marginal, al fracasado, y todo el mundo prefiere identificarse con el triunfador. A mí eso no me importa, lo peor es que comedia sea algo peyorativo también». Y lo dice porque para él «el teatro no e sun mero pasatiempo, es la necesidad de ser tú mismo».