Amparo Baró: «Me siento segura dando hachazos en el escenario»

–Dice que volver al teatro la ha rejuvenecido. ¿Más que un «lifting»?
–No lo sé: nunca me he hecho nada de eso. El teatro me levanta el ánimo. Tengo la misma afición que cuando era joven.

–La obra, «Agosto», dura casi cuatro horas. ¿Por qué cree que la gente aguanta sentada tanto tiempo?
–Porque es muy buena, un texto maravilloso.

–Afirman que el mejor crítico es el culo: cuando uno se siente incómodo...
–...es que la cosa no funciona. Con esta obra sucede que quieren más.

–Es la matriarca de una familia desestructurada. Mire, casi como la tortilla de Adrià...
–La tortilla desestructurada o deconstruida de Adrià me parece muy cursi. Y esta obra es todo menos cursi. Es una catarsis explosiva.

–No sé si le tentó alguna vez ser matriarca...
–Nunca. No me gusta mandar. Soy más soldado que general, en general.

–¿Ve hoy más matriarcas que patriarcas?
–¿Lo dice por Angela Merkel? No soy feminista, nunca me ha hecho falta.

–O sea, que no aceptaría un papel por aquello de la paridad...
–Ni en broma. La paridad me parece otra cursilada.

–En la obra vemos una familia enfrentada por una herencia. ¿Qué otra cosa destruye a las familias?
–Los padres que no saben dejar a sus hijos vivir su vida.

–Dice que morir en el escenario es una ordinariez...
–Si uno entendiera por qué se muere, no sería una ordinariez morir. Pero con esa frase he querido decir que cuando no pueda actuar, no actuaré.

–¿Se hará un búnker a plazos por si en 2012 llega el fin del mundo?
–Prefiero estar al aire libre cuando llegue ese momento para enterarme.

–¿La crisis la ha hecho más pobre o...?
–Me he quedado tal cual. Pero a lo peor la recuperación me pilla tarde.

–Gerardo Vera, el director de la obra, dice que es usted la hija de p... más mala que ha visto en un escenario...
–Me halaga mucho: soy así por él. Me gustan los personajes malos y duros.

–¿Sabe por qué?
–Me siento a gusto dando hachazos en el escenario.

–Va a más: antes daba collejas...