Museo del Prado
Deseos irrealizables
En las hemerotecas consta que, el 30 de enero de 1991, María Corral, segunda directora del museo, dijo que «en 20 o 30 años» habría que intentar que el Reina Sofía fuese «el mejor museo de arte de la segunda mitad del siglo XX y del inicio del XXI». Interpretamos que si en ese tiempo no se había conseguido, sería difícil, o imposible, que se consiguiera algún día. Ayer nos lo argumentó así: porque cada vez hay menos obra que comprar para nutrir las colecciones de ese periodo (el tiempo perdido es irrecuperable) y porque el interés de la política por el arte y la cultura ha decrecido, y mucho. Han pasado veinte años y no sabemos si se ha cumplido el deseo, quizá porque a lo largo de este tiempo el deseo mismo ha cambiado y de lo que se trata ahora es de ser factorías de ocio que satisfagan un insaciable consumo cultural. Las multitudes urbanas que han adoptado el lenguje del arte (proyecto, diseño, formato, glamour, aura...) esperan. No hay nada malo en ello si se hace bien. La Tate Modern lo ha hecho pero que muy bien. Manuel Borja-Villel, actual director del Reina Sofía, dijo un día que sería el MoMA del siglo XXI (las hemerotecas hablarán). Sólo lo dijo un día. Pero mostró un deseo.
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