Feria de Bilbao

El viento y el silencio rivalizan en Las Ventas

Con «V» se escribió la tarde ayer en Las Ventas. «V» de viento, que amargó a los toreros todo el festejo y «V» que las desclasadas reses de Los Recitales lucieron en los costillares, exactamente la misma letra que exhiben los toros del recién fallecido Juan Pedro Domecq, también protagonista en Madrid al ser homenajeado con un respetuoso minuto de silencio antes de comenzar la función.

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El silencio a su memoria fue punto de partida de un Domingo de Resurrección venteño que no pasará a los Anales, porque no salimos de él en toda la tarde. El viento y el mal juego de la vacada sevillana –ora justos de fuerza, ora justos de casta– condicionaron todo. Tan sólo el quinto permitió mascullar una «resurrección» harto complicada.

Toro para apostar, fue el único en el que la balanza fuerza-raza se mantuvo equilibrada. Serio, con dos buenas «perchas» por pitones, recibió muy buena lidia en los primeros tercios. Le tocaron las palmas a Agustín Sanz tras un buen puyazo en el primer encuentro con el caballo y se desmonteró Miguel Martín por sendos pares de banderillas en lo alto. El animal se movía. Transmitía. Y el público parecía salir del bostezo. Leandro lo vio y brindó al público.

Firmó un arranque entonado para sacarlo a los medios. Hasta el viento quiso darle una tregua. Apareció la emoción gracias al son del animal. Extrajo algún pase estimable, pero sin ligazón. Cuando Leandro fue capaz de no perderle pasos al astado hubo comunión con el tendido. Lamentablemente, sólo lo logró un par de veces. Estuvo por debajo del toro y el público se puso de parte de su adversario, que incluso recibió tibias palmas en el arrastre. Aplaudieron los mismos que pitaron después al pucelano.

En su primero, sucedió lo contrario. Leandro estuvo firme y poderoso delante de un burel muy justo de fuerzas. Aseado en redondo. Muleta a la zurda y tres naturales profundos. Pero bajó la mano al cuarto... se vino abajo el de Los Recitales. Se desplomó el trasteo. Costó ponerlo en pie e, incorporado, se apresuró a continuar su labor, pero estuvieron más rápidos desde el «siete» y alrededores para pitarlo. Fin.

Tampoco tuvo su tarde Morenito de Aranda. Sorteó un tercero que se frenaba en el momento del muletazo para lanzar un molesto gañafón. Incómodo estaba el burgalés que, tras mucho tantearlo, fue por la espada. «¿Para qué alargarse? Que se solivientan los impacientes», debió de pensar. Tampoco se dio coba en el que cerró plaza. Pases y series sin trascendencia ante un toro sin raza que contagió a Morenito. Desganado, desdibujado, un espejismo del matador que ilusionó la campaña pasada.

Abrió terna Curro Díaz, que se estiró a la verónica con gusto en el primero, a menos, al que firmó un inicio de trasteo marca de la casa. Imposible, con el peligroso cuarto, más aún con Eolo haciendo de nuevo de las suyas. «V» de viento, «V» de los descastados Recitales. «V» de Juan Pedro Domecq.

Las Ventas (Madrid). Domingo de Resurrección. Se lidiaron toros de Los Recitales, correctos de presentación, sólo sirvió el 5º, con movilidad. El resto deslucidos y sin casta. Con peligro, el 4º. Más de media entrada. Curro Díaz, de marino y oro, pinchazo, estocada casi entera (silencio); metisaca, estocada baja (silencio). Leandro, de verde hoja y oro, dos pinchazos, estocada caída (silencio); media atravesada, estocada caída, aviso (leves pitos). Morenito de Aranda, de fucsia y oro, tres pinchazos, estocada muy baja, aviso (silencio); dos pinchazos, media, descabello, aviso, cuatro descabellos más (silencio).