Independentismo
Bluf
Xavier Sala i Martín es profesor de la Columbia University. Llegó a la fama sin dar un palo al agua. Teorizó mucho desde la universidad, escribió más en los periódicos y adoctrinó a propios y extraños desde las ondas. Luego con sus chaquetas de colores muy horteras aderezó algunas de sus sandeces revestidas de erudición para ganarse una imagen «d'enfant terrible», bajo la que escondía también rasgos xenófobos y una demagogia barata.
Hace cuatro años intentó ser consejero de Economía en el gobierno de Artur Mas, pero el líder nacionalista se quedó compuesto y sin novia. No gobernó, porque Montilla, el andaluz, le robó la cartera. No se lo perdonó. En su mundo de intolerancia y aberración no se puede ser president si no sabes el Virolai o no has leído el cuento del Zoo d'en Pitus. A pesar de ser un independentista irredento no dudó en acercarse a Esperanza Aguirre bajo la fábula «los de derechas son más felices que los de izquierdas. Arrimarse al poder da caché y "la pela es la pela"».
Le llegó la oportunidad de la mano de Laporta. Se hizo cargo de las cuentas del Barça. Con la prepotencia de quien mira por encima del hombro al que considera inferior –y no tiene poder–, presentó los números del club antes del fin de la era Laporta. Declaró y declamó beneficios superiores a 11 millones. Deloitte lo desmiente. Incluso apunta errores contables de principiante. Es que eso de gestionar es más difícil que decir imbecilidades. Ni sus horteras chaquetas le van a salvar. Su pésima gestión ha desnudado al rey. Ha mostrado su verdadera imagen. Se ha visto que es un puro bluf.
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