Investigación científica
La ventilación centralizada provoca faringitis
Las inclemencias del tiempo y los ambientes cargados irritan la garganta y puede llegar a cronificarse
Con los cambios bruscos de temperatura, una de las zonas que más se resiente es la garganta. La laringe, faringe, esófago y amígdalas se localizan en la garganta y todos ellos pueden padecer trastornos, más o menos graves, por la acción de diferentes elementos que actúan como irritantes.
La causa de la inflamación de las amígdalas puede ser:
wVírica: producida por virus, especialmente el de la gripe y el del resfriado. Supone la inmensa mayoría de los casos, cerca del 80 por ciento.
w Bacteriana: la más habitual es la estreptocócica, un tipo de faringitis que afecta principalmente a los niños en edad escolar, que se infectan por contacto de la saliva o de los mocos. Requiere un tratamiento adecuado para evitar la posible aparición de fiebre reumática, que puede afectar a las válvulas del corazón o a los riñones. Los responsables pueden ser, bien sustancias sólidas, líquidas o gaseosas; y las vías de acceso son la boca (vía oral) o la nariz (vía inhalatoria).
En esta época, el frío actúa como fuente de irritación. También los ambientes cerrados con ventilación centralizada, como ocurre con los edificios llamados inteligentes, irritan la garganta y en algunos casos llegan a producir faringitis crónica e incluso afectan al órgano de fonación (alojado en la laringe), dando lugar a una afonía más o menos persistente. Otros desencadenantes son la sequedad ambiental, el humo, la contaminación, el tabaco y el alcohol, pero hay otros en los que no pensamos y, sin embargo, pueden ser origen de enfermedades más graves. Para protegernos en la medida de lo posible, es necesario adoptar medidas higiénico-sanitarias. En primer lugar, es importante que el entorno en el que nos encontremos sea húmedo en el hogar. Además, se pueden utilizar los líquidos volátiles en habitación con la ventana abierta. También es necesario evitar en la medida de lo posible los limpiadores muy irritantes (como el amoníaco).
Otros consejos útiles que ayudan a controlar el estado de nuestra garganta es hacer gárgaras con una fórmula adecuada, así como reposar la voz siempre que sea posible y proteger la boca y la nariz de la entrada directa de aire frío.
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