Ceuta

Melilla el peor destino para una mujer policía

Las nueve agentes que prestan servicio en el paso fronterizo de Beni Enzar llevan unas semanas en tensión. Las actitudes machistas de los marroquíes, que cruzan cada día en riada a la ciudad de Melilla, no son nuevas. Desde que las mujeres se incorporaran hace tres años a este punto policial han sido objeto de «humillaciones» de parte de los que se niegan a reconocer la autoridad femenina, aunque vista de uniforme.

Melilla, el peor destino para una mujer policía
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Sin embargo, en las últimas semanas la provocación ha ido en aumento. Todo vale con tal de hacerlas saltar y que pierdan lo nervios. Ellas, muy profesionales, tratan de aguantar el chaparrón y esperan a que escampe. Se protegen como pueden de los flashes que disparan los agitadores desde la «tierra de nadie» que separa Marruecos de suelo español, tomada ilegalmente por civiles y gendarmes alauíes.


Las chicas utilizan grandes gafas oscuras, se recogen el pelo dentro de la gorra o se vuelven hacia la garita para que no les roben su imagen. Los esfuerzos han sido en vano. Esta semana ha aparecido, a menos de un metro de la frontera española, un cartel hiriente con fotografías de estas policías simulando estar en una discoteca. El hecho de que se les reconozca perfectamente las pone en peligro cuando cruzan al otro lado o caminan por Melilla, pero ellas no parecen amilanarse.


La mofa subió ayer de temperatura con un nuevo cartel vejatorio de las agentes en un estercolero como si fueran basura. «Les tenemos encima, se colocan en un terreno supuestamente neutral y nos llaman de todo. Se acuerdan de toda nuestra familia», explica una de ellas. Mientras hablamos, los coches siguen entrando y las agentes hacen su trabajo de forma impecable. Con seriedad y contención.


Según explican fuentes policiales, ninguna se ha cogido una baja médica por motivos psicológicos pese a que están «muy estresadas». Una de ellas admite que, si pudiera, cambiaría de destino, pese a que «me gusta mucho mi trabajo». Hombres y mujeres coinciden en que este es uno de los destinos más complicados donde no es raro recibir amenazas de muerte.


La excusa para el acoso de los agitadores es una supuesta «brutalidad policial racista». Estas mujeres, la mitad de ellas musulmanas, no alcanzan a comprender el motivo de la campaña que quiere minar su moral.


En el último año se han producido un total de cinco agresiones contra policías españoles en el punto fronterizo más violento entre España y Marruecos. Una de las policías agredidas sigue de baja. Un marroquí que quería entrar sin documentación le estalló el tímpano de una bofetada. Fue a principios de agosto en el cruce de Farhana y la agente aún está convaleciente.


Cuando la cosa se pone muy fea, los efectivos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que les guardan las espaldas tienen que pasar a la acción. Por este motivo, en Melilla ha caído como un jarro de agua fría el «tijeretazo» del Gobierno de Zapatero. Los agentes de esta unidad, los antiguos antidisturbios, han pasado de 45 a principios de año a 28.


Los «cabecillas»

Tal y como adelantó este periódico, los catorce agentes de la Brigada de Respuesta contra la Inmigración Clandestina (BRIC) también serán retirados de Melilla a partir del uno de septiembre.


Los cabecillas del motín contra la autoridad de la mujer son Abdelmonaim Chaouki y Rachid Zannay, líderes del Comité para la Liberación de Ceuta y Melilla y la Coordinadora de la Sociedad Civil de Nador. Ambos personajes se pasean por los 50 metros de la «tierra de nadie» como por el salón de su casa. Incluso «invitan» a los periodistas a pasar para retratar las pancartas vejatorias y convocan ruedas de Prensa en un suelo que debía estar desierto y que la Policía Nacional respeta de forma escrupulosa.


Las últimas dos noches se han encargado de retirar el fotomontaje antes de irse a dormir para que nadie lo «robe», como ya ocurrió el viernes al ponerse el sol. Chaouki, Zannay y Said Chramti jalean a los «espontáneos» en sus insultos a los guardianes de la frontera española.
El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ya ha anunciado que se querellará contra estas dos organizaciones marroquíes que cuentan con el beneplácito de Rabat por injurias, calumnias y atentado contra el honor.