Literatura
El escritor que quería ser copista
«Mr gwyn»Alessandro BariccoAnagrama184 págs, 16,90 euros
Existe un cuadro de Edward Hopper donde vemos a un oficinista que, desde la ventana de su edificio de cemento, observa la casa de enfrente de estilo más antiguo. Y es justamente esa sensación la que Baricco transmite a los lectores de su última novela, «Mr Gwyn». Extrañeza pero a la vez íntimo reconocimiento. Un escritor decide abandonar la escritura: así vemos en las primeras páginas. Pero después nada es previsible, como no puede ser menos en el autor italiano que sobresaltó al mundo literario con una de sus primeras novelas («Seda», 1996), la descripción de un buscador de gusanos de seda y de un extraña pasión oriental. Y es esa misma extrañeza unida a un amor condenado la que aquí fascinará al lector, porque el escritor, Mr Gwyn, dirá a su agente literario que quiere ser copista, palabra clave que se comprenderá al final de la obra. Busca un almacén abandonado y allí hallará la forma de hacer retratos de personas que pagarán por ello. Éstos serán escenas narradas en los que las personas se reconocerán. Todo tendrá una preparación: la búsqueda del sitio, la compra de la música, encontrar a un hacedor de lámparas para una iluminación especial.
Y, en ese momento, Baricco pone en pie una de sus especialidades: la construcción de personajes a la vez muy humanos y muy imposibles. Una secretaria de cuerpo gordito que se desnudará para él y un agente literario enternecedor formarán parte de un mundo que se va recubriendo de fantasía y que, en realidad, es uno de los mejores homenajes que se ha hecho a los libros, a la escritura y a las personas que quieren a los libros.
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