Almería
Sin calma después del temporal
El sureste de España intenta recuperarse del desastre mientras continúa la búsqueda de tres desaparecidos
MADRID- Después de la tempestad siempre llega la calma. O quizá no. Este refrán refleja en parte la situación con la que amaneció ayer todo el sureste de la Península. Las nubes y el agua han dado paso al sol, después de dejar registros de más de 200 l/m2 en varios municipios del arco Mediterráneo y la trágica cifra de 10 muertos. Las riadas se han llevado por delante la vida de un niña de 9 años. Una riada arrolló el coche en el que viajaba junto a su hermano, un hombre de 65 años que también falleció, y su abuelo. Estaban en la zona de El Esparragal, en Puerto Lumbreras (Murcia). El menor salió ileso, pero el cadáver del anciano apareció horas más tarde. Había intentado salvar a su nieta. Ayer se ofició su funeral y su entierro en el cementerio de la localidad. El alcalde del municipio, Pedro Antonio Sánchez, no quiso hacer declaraciones al respecto, pero insistió en que «en algunas zonas del municipio aún no hemos tenido acceso y continúan sin luz y sin agua». Murió mucho ganado y «podría haberse producido un problema sanitario, pero lo atajamos porque intervinimos rápidamente en las granjas».
Pedir ayudas
Varias comarcas de Murcia entre las que se encuentran Puerto Lumbreras y Lorca han perdido todo. Son municipios que viven de la agricultura, y después del nefasto año que se ha vivido en los campos, esta tragedia no hace más que acrecentar el problema. «Queremos que se nos considere zona catastrófica y también vamos a solicitar ayudas». Aunque aún no se han contabilizado los daños, se calcula que serán cuantiosos. Es en la localidad que gestiona Pedro Antonio Sánchez donde hoy todavía se busca a una de los desaparecidas. El coche de la vecina de nacionalidad alemana apareció ayer por la tarde. El barro había ocultado por completo el vehículo.
Antonia Campos, otra de las fallecidas, paseaba por su localidad, la diputación lorquina de La Torrecilla, cuando desapareció en el camino de Cabalgadores. El temporal también se la llevó por delante. Y es que Murcia es la que ha vivido la situación más trágica, ya que otro de los fallecidos por las trombas vivía en la pedanía murciana de la Sangonera La Verde.
Hoy en varios de los municipios afectados, el ayuntamiento ha convocado un Pleno extraordinario. Este es el caso de Totona. Su alcaldesa, Isabel Sánchez Ruíz, asegura a LA RAZÓN que «solicitaremos todo tipo de ayudas, porque sólo con el dinero del ayuntamiento no podemos sacar adelante el municipio».
«Antes de llegar a la Región de Murcia, la «gota fría» alcanzó en primer término las costas malagueñas y en sólo seis horas los registros pluviométricos del Valle de Guadalhorce superaron cifras históricas. Los medios de comunicación rápidamente se hicieron eco de la situación en Villanueva del Rosario, Villanueva del Trabuco y Pizarro. En estas localidades los vecinos alcanzaron rápidamente las azoteas de sus casas para evitar el desastre y, muchos de ellos, fueron evacuados. «Los muebles flotaban dentro de la casa», comentaban algunos de los vecinos. En esta zona sigue la búsqueda de un hombre que desapareció el pasado viernes mientras trabajaba en un almacén y al ver la crecida del río se subió al tejado, pero fue arrastrado por la corriente. Sin embargo, en Álora, donde se apuntaba a que podía haber otro desaparecido, no es así. «Una mujer había perdido a su hijo y avisó a las autoridades. Pero lo encontró y se le olvidó volver a llamar para avisar de que le había encontrado», explica su alcalde, José Antonio Sánchez, que el sábado por la tarde acudió al funeral por la vecina de 87 años fallecida: «Su hijo lo está pasando muy mal porque estuvo con ella hasta el último momento. La sostuvo la mano», asegura Sánchez.
Después de recorrer la provincia de Málaga, la fuerza del agua descargó en Almería. Uno de los municipios más afectados fue Vera, donde tuvieron que evacuar a varios ganaderos y agricultores que se subieron a los tejados de sus humildes viviendas. Uno de ellos falleció poco después de que un helicóptero le rescatara e intentara trasladarle al hospital del municipio vecino de Huércal Overa. En el pantano de Cuevas de Almanzora (Almería), los agentes localizaron el sábado los cuerpos de un hombre y una mujer. Estaban en el interior de un vehículo que se vió sorprendido por las lluvias. Este pantano pasó de 9,7 hectómetros cúbicos a más de 50 en apenas una mañana.
El tercer desaparecido pertenece a esta comunidad. Las unidades de emergencia intentan localizar a D.D., una mujer británica de 52 años que fue vista por última vez en la zona de Puebla Laguna (Vera), que está cubierta de barro. «La laguna ha desaparecido, las playas están llenas de cañas. Esto es un auténtico desastre. Se han caído postes de luz y algunas zonas no tendrán corriente hasta mañana. No podemos ir al pueblo porque las calles están cortadas y se han visto coches en playas y ríos, además de carreteras hundidas y casas inundadas con hasta dos metros», afirma Francisco, propietario de uno de los chiringuitos de la localidad.
En primera persona
Carlos/ Propietario del restaurante Ca Teresa: «Parece un domingo de agosto, hay retenciones en la carretera»
«Hoy había muchísimas gente aquí, había una gran expectación por ver lo sucedido, incluso hubo retenciones en las carreteras. Parecía un domingo de agosto», comenta Carlos, propietario del restaurante Ca Teresa de la costa de El Saler. Asimismo, añadió, sorprendido, que «ha sido algo exagerado, no ha parado de venir gente. De hecho, dicen que de noche impacta aún más, y se espera que lleguen más personas».
Carlos afirmó que, pese a lo duro de la situación, «de cara a nuestro negocio podemos decir que no hay mal que por bien no venga, porque hemos hecho el agosto».
En relación con los buques, explicó que se encuentran «encallados justo donde la gente toma el sol cuando baja la marea. Creo que los barcos se van a permanecer ahí mucho tiempo porque al bajar el agua se quedarán en la arena». Además, explicó que por la mañana «estuvieron tirando de las puntas, pero están demasiado encallados. El buque que está vacío puede que lo consigan sacar, pero el que lleva carga será muy complicado». El hostelero dijo que estuvo hablando con miembros de la Guardia Civil y le comentaron que el problema principal es «que al estar los buques de cara a la playa, cuando tiran la arena, hace de ventosa». Los agentes aseguraron que «sería todo más fácil si estuvieran de cara a las olas, porque tirando se corre el riesgo de que vuelquen». Según indicó Carlos, «la Guardia Civil dice que hay unos buques noruegos que tienen suficiente fuerza para arrastrarlos, pero el problema es que si vinieran se encallarían también porque la profundidad no alcanza un metro».
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