El cáncer

Me encanta la frase «el fin de una era», pero la utilicé hace poco para titular esta columna, y no es caso de repetir, pero, sí, estamos en el camino de vivir el fin de una era: la era del cáncer europeo, con Berlusconi en Italia, con Papandreu en Grecia y con Zapatero en España, tres células malignas que, una vez eliminadas, permitirán que estos tres benditos países empiecen a levantar cabeza. A nadie le cabe ya la menor duda de que estos últimos ocho años de pesadilla tuvo unos responsables, que son quienes nos han gobernado, quienes nos han mentido diciendo que no había crisis, quienes han dilapidado el bienestar y las reservas de las que gozábamos, quienes nos han puesto a la cola junto con los países con más descrédito y menos prestigio entre los grandes. Añoramos aquellos tiempos de bonanza en que España era respetada. Hoy, ¡qué vergüenza!, tenemos que partir no de cero, sino de bajo cero, y hay que recorrer un camino largo y duro. El cinturón tiene que continuar en el último agujero, y las economías de cada cual tienen que seguir restringiéndose, mirando cada céntimo de euro antes de gastarlo. Pero hay esperanza, las células malignas están siendo eliminadas y aires renovados y honestos, y cabezas sabias y templadas volverán a traer a estos tres países mediterráneos, origen de la cultura del occidente europeo, momentos de tranquilidad y de equilibrio. No nos engañemos, queda mucho trecho por recorrer, queda mucho por sanear, queda mucho por reconstruir, pero con ilusión se trabaja con más ganas, y mamá Europa lo sabe. Quedan seis días para que la sensatez de todos nosotros quede bien expresada dentro de las urnas. Los experimentos, con gaseosa, que fueron suficientes estas dos absurdas legislaturas y nuestros bolsillos están vacíos.