Sevilla
Interior acerca a Zuera a un etarra que mató a un guardia civil en presencia de su hijo
Mendinueta Flores cumple una condena de 105 años por tres asesinatos como integrante del «comando Vizcaya».
El Ministerio del Interior ha acercado este verano al histórico etarra Jesús María Mendinueta Flores a la cárcel de Zuera (Zaragoza) en la que el Departamento que dirige Antonio Camacho agrupa a los presos de la banda que comienzan dar síntomas rechazo a la violencia terrorista, han informado a Europa Press fuentes penitenciarias.
Estas mismas fuentes han precisado que fue en el mes de junio cuando las autoridades penitenciarias decidieron su traslado desde la cárcel de Albocasser (Castellón) al penal aragonés que, junto al de Villabona (Asturias), han servido a Interior como 'laboratorios' de su política de premios y castigos para los presos de la organización criminal. Muchos de los condenados disidentes que actualmente se encuentran en el penal alavés de Nanclares de la Oca pasaron por estas dos cárceles.
Mendinueta Flores, detenido en 1991, fue miembro del 'comando Vizcaya' de ETA a principios de la década de los noventa. Pesan sobre él un total de 105 años de cárcel por tres asesinatos, uno de ellos al guardia civil Ricardo Couso Río al que tiroteó en presencia de su hijo de nueve años cuando iba a recogerle al colegio.
CUANDO RECOGIA A SU HIJO DEL COLEGIO
En abril de 1991 fue el encargado de confeccionar el artefacto con el que fue asesinado en Baracaldo (Vizcaya) el policía nacional José Manuel Cruz Martín. En agosto de ese mismo año participó en un tiroteo contra agentes de la Ertzaintza en el que falleció el agente Alfonso Mentxaka Lejona.
Precisamente el pasado mes de junio era el momento en el que estaba prevista la salida de este terrorista en prisión debido a que terminaba de cumplir su condena ordinaria. No obstante, la aplicación de la 'Doctrina Parot' le mantendrá diez años más en la cárcel, concretamente hasta 2021, cuando cumplirá el total de 30 años en prisión, informaron a Europa Press fuentes penitenciarias.
Al menos dos terroristas han sido acercados a la cárcel zaragozana en lo que va de año. Ya en el mes de febrero fue trasladado el preso Javier Goldaraz Aldaya, procedente de la cárcel de Ocaña (Toledo). Actualmente, Zuera tiene en torno a 25 presos que conviven en un clima general de reflexión y condena de su pasado criminal. Entre ellos hay destacados ex dirigentes de la banda como Francisco Mújika Garmendia, 'Pakito', Santiago Arrozpide Sarasola, 'Santi Potros', Pedro San Epifanio, 'Pipe' o Juan Luis Aguirre Lete, entre otros.
TRASLADOS DE IDA Y VUELTA
Sin embargo, en el marco de esta política penitenciaria, la llegada a Zuera o Villabona no es una decisión irreversible y en caso de no evolucionar en su posicionamiento de rechazo a la banda o no encajar con el perfil deseado, Interior puede dictaminar el camino de vuelta a alguna cárcel lejana del País Vasco. Así, durante este año, el Departamento decidió la salida de los presos terroristas Félix Zabarte --a la prisión de Puerto III (Cádiz)-- e Iñaki Etxeberria --a la cárcel de Topas (Salamanca)--.
También ha sido alejada recientemente desde Topas la terrorista Díaz de Heredia, quien seguirá cumpliendo condena en Puerto III, una de las cárceles que agrupa a los etarras más irredentos del colectivo de presos de ETA. Las fuentes consultadas enmarcan este alejamiento en el carácter conflictivo de la interna.
El caso de falso etarra arrepentido más evidente fue del de Gorka Martínez Ahedo. Este terrorista fue trasladado en julio de 2009 desde la cárcel de Zuera (Zaragoza) hasta la prisión de Sevilla después de que funcionarios del penal zaragozano le sorprendiesen celebrando el atentado en el que fue asesinado el Inspector de Policía Eduardo Puelles, el 19 de junio de ese año en Arrigorriaga (Vizcaya).
De este modo, desde Instituciones Penitenciarias se transmite a todo el colectivo de presos de ETA que los trasladados a cárceles cercanas al País Vasco pueden ser de ida y vuelta en caso de que no certifiquen su rechazo a la banda terrorista. Los presos de ETA están sometidos a vigilancia constante por parte de las Juntas de Tratamiento de cada cárcel que luego elaboran los informes que en ocasiones sirven para acreditar ante la Justicia su separación de la banda de cara a posibles beneficios o nuevos traslados.
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