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«Kunderos» de la tercera edad
Jubilados y parados entran ahora en el arriesgado negocio de los taxis de la droga. El Ayuntamiento de Madrid reconoce que no tiene capacidad para detener esta práctica
MADRID- Para Mari, encontrar varios toxicómanos esperando una «kunda» –el coche que los acerque a la Cañada Real para comprar su dosis– en la esquina de la calle Amposta, junto a la estación de metro de Simancas, es una estampa más que habitual. Esta vecina de San Blas lleva toda la vida conviviendo con los drogadictos en una de las «paradas» de «kunderos» más importantes de Madrid, tras Embajadores y Sierra de Guadalupe. Tampoco le llamó la atención ver a un hombre mayor, bien vestido y con aspecto de jubilado hablar con ellos: «Pensé que le estarían preguntando la hora», pero entonces el hombre sacó unas llaves de coche del bolsillo y se llevó a los adictos de camino al poblado de la droga.
«No era otro yonqui, que los conozco y sé cómo son. Era un aprovechado que quería sacar algo de dinero de los drogadictos», opina Mari. La escena se repitió varias veces y con distintas personas y varios vecinos más corroboraron que hay gente ajena al mundo de la droga que está intentando lucrarse con esta actividad. Los «kunderos» cobran entre tres y ocho euros por cada persona y trayecto hasta la Cañada Real, amén de una parte de droga para su consumo.
Esta situación fue denunciada por la concejal de IU en el Ayuntamiento, Mari Prado de la Mata, urgiendo a su vez al mantenimiento de la atención a adictos por parte del consistorio, en la comisión de Seguridad que se celebró ayer. «Ya no son sólo los yonquis que quieren ir a la Cañada y que prestan su coche, sino que, por tres euros cada pasajero u ocho euros cuando hay mucho mono y es urgente, señores jubilados hacen de taxistas a la Cañada», destacó.
Lo sorprendente fue la respuesta del coordinador de Seguridad, Javier Conde, que reconoció que ha cambiado la forma de operar de los taxistas de la droga y que no tienen capacidad para detener esta actividad con las herramientas con las que cuentan. «Ya no nos encontramos ante vehículos que se puedan retirar por estar en mal estado ni ante personas que tienen cuentas pendientes con la Justicia», admitió Conde.
Según explicó el coordinador, el Ayuntamiento de Madrid cuenta con «dos herramientas legales que, seguramente, no son suficientes»: la inspección de vehículos tanto en el origen como en el destino de la «kunda», y el seguimiento al vehículo para «comprobar que ha hecho un desplazamiento para adquirir sustancias estupefacientes». En este segundo caso se puede aplicar el artículo 368 del Código Penal, que contempla como delito favorecer el consumo ilegal de drogas.
Esfuerzo infructuoso
Conde detalló que tanto la Policía Municipal como la Policía Nacional han establecido operativos de seguridad in situ para identificar tanto a personas, «para comprobar que no tengan reclamaciones judiciales», como a vehículos, para «constatar que la documentación del vehículo y de los conductores se encuentra en regla». Además, los agentes locales imponen denuncias administrativas porque las «kundas» «realizan un ejercicio de instrusismo en el sector del taxi al transportar viajeros sin autorización y sin seguro de responsabilidad civil», lo que supone la retirada del vehículo por la grúa municipal.
Sin embargo, este operativo, que emplea casi 2.400 jornadas de Policía al año, sólo «ha permitido conseguir seis detenciones y acabar con seis de estos taxis ilegales», reconoció el coordinador de Seguridad del Ayuntamiento. También se han impuesto 137 denuncias, se han retirado 22 vehículos, filiado a 2.293 personas y realizado 893 controles de seguridad.
«Ciber-kundas»
Ya no es necesario acudir al boca a boca o sumergirse en los antros menos recomendables para averiguar cómo llegar a la Cañada Real. Los «kunderos» se han organizado por internet y es fácil encontrar un mapa donde indica, con pelos y señales, cómo llegar a los puntos de venta de droga más habituales, las tarifas de los «kunderos» y hasta un vídeo para poder llegar en coche al poblado. Por contra, los vecinos de Vallecas y Embajadores denuncian en la red la presencia de las «kundas» y convocan actos de repulsa en las redes sociales.
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