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Diez euros a la basura por Cristina López Schlichting
Coja un billete de diez euros, de esos rositas; haga con él una pelotilla y tírelo a la papelera. Si es usted catalán, sepa que es exactamente lo que está haciendo por culpa de Artur Mas. Cada uno de los cuatro millones de contribuyentes catalanes desembolsa más o menos eso para pagar los cerca de 40 millones de euros que cuestan las embajadas catalanas en el extranjero. En el Rockefeller Center de Nueva York mullidas alfombras conducen a un hall en el que se encuentra la delegación de Quebec. Justo enfrente, el visitante descubre la embajada de Cataluña, unos 300 metros de lujo que cuestan 330.000 euros en alquiler. Y es que estar a la altura de Quebec se paga. El nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha propuesto que las autonomías se sirvan de las legaciones nacionales para fomentar su presencia en el extranjero. No se crean que Cataluña es la única: hay 200 oficinas autonómicas en el extranjero dedicadas a apesebrar amigos del poder local. Y no precisamente las más saneadas (Valencia, Andalucía y Murcia tienen muchas). La propuesta del ministro ha tenido buena acogida, excepto en la Generalitat.
–«Ningún país cierra embajadas en momentos de crisis».
Pues muchos países se lo están replanteando. O cerrar embajadas o concentrar consulados. Por ejemplo, Francia, Italia, Reino Unido y Austria. Pero Cataluña, no. Que para nada. Que de utilizar las instalaciones del «Estado español», nada. Que lo de las embajadas es prioritario. Con razón ha protestado el alcalde de Sabadell, el socialista Manuel Bustos, al que no sólo le han retrasado dos años la construcción del nuevo hospital comarcal Ernest Lluc, sino que se le ha recortado en 14 millones de euros el presupuesto del hospital Taulí, que se sale de enfermos y no da abasto ni con los dineros de antes. La Generalitat, además de las 38 oficinas comerciales desplegadas por todo el mundo desde hace años, ha abierto seis embajadas en París, Londres, Berlín, Bruselas, Nueva York y Buenos Aires y está en proceso de ponerlas en Casablanca, México, Brasil y una capital asiática. Parece que los nuevos centros no inaugurarán sus puertas, pero habrá que ver que se hace con oficinas como la de Nueva York o París (339.000 euros). Las cuentas no son muy claras. En los presupuestos hay apenas millón y pico de euros previstos para este capítulo y los sueldos ni se mencionan. Cada delegado –recordemos el caso del hermano de Carod Rovira, Apeles– cobra 87.500 euros anuales, pero además cuenta con entre cinco y diez personas como asistentes. La cuestión es que, cuando se recorta en Sanidad y Educación en Cataluña, se tira dinero para hacer propaganda política. Es como publicitar queso cuando careces de leche.
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