Blanco arremete contra los controladores sin dar soluciones

El problema es que lo que entonces fue una solución ahora es el síntoma más evidente de que Fomento no tiene todavía bajo control, y valga la redundancia, a los controladores y de que la única salida que tiene para garantizar el tráfico aéreo en Navidad es prorrogar tan excepcional medida.

Explicaciones
Casi dos horas estuvo ayer el ministro exponiendo con profusión de datos y decretos lo hecho por su departamento en el último año para derribar el «edificio de privilegios» de los controladores y el cómo y por qué se llegó a la situación de caos el pasado día 3. Nada nuevo, pues Blanco insistió en que la militarización del control aéreo civil y el posterior Estado de Alarma fueron medidas legales, adecuadas, necesarias y eficaces para sofocar el «chantaje» de los controladores, contra los que volvió a cargar con extrema dureza y a los que acusó de haber lanzado «un desafío en toda regla contra la soberanía nacional» por haber desafiado no sólo las leyes sino al Parlamento.

Ni siquiera tuvo reparos en admitir que a la actual situación se ha llegado por más de treinta años de desidia de todos los gobiernos, de un color y de otro, a la hora de regular la situación de los controladores aéreos.

Entonces llegó el momento de responder a la pregunta que, de un modo u otro, todos los portavoces le formularon al unísono al ministro: ¿y ahora qué?, ¿qué va a hacer Fomento para evitar otra huelga salvaje de los controladores más allá de prorrogar el Estado de Alarma? Pues más allá de lo hecho hasta ahora, Blanco no pudo más que añadir que, una vez superada esta medida excepcional, se volverá a la mesa de negociación con los controladores para buscar «a través del diálogo ,al que estamos abiertos», una solución, si bien insistió en que todas las medidas tomadas hasta ahora han sido muchas. «Se podrá reprochar lo que hemos hecho, pero no que durante este año no hayamos tomado decisiones para acabar con los privilegios» de los controladores, aseguró.

Cierto es que Fomento ha tomado muchas decisiones para atajar los privilegios de los controladores, como aumentar su jornada a 1.750 horas rebajando su sueldo un 40%, hasta los 200.000 euros de media. Pero ésas han sido las decisiones que, precisamente, condujeron a la huelga salvaje. Y lo que los grupos no atisbaron ayer es que el Gobierno tenga en la recámara soluciones para evitar que los controladores vuelvan a levantarse en armas y a poner patas arriba a un país como hace dos semanas. «Si necesita prorrogar el Estado de Alarma, es porque no ha controlado la situación», le aseguró el portavoz popular, Andrés Ayala. «Prorrogar el Estado de Alarma no es el modo de solucionar el conflicto. Es muy revelador de que no tienen más soluciones», abundó Ridao.