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Ibiza

Y el amor de verano por Celia García

Puede que yo esté tan despistada que ni me encuentre, pero tengo la sensación de que se acaba el verano y no hay ni una nueva pareja a la que hacerle un traje. Convenido, hasta ahora, que el verano es un estado de ánimo que procura que se exacerben las pasiones por aquello de que la cantidad de tiempo libre es directamente proporcional a la escasez de ropa, en este estío todos han estado muy quietecitos. Vale, Kiko Rivera, no.

Borja Thyssen y Blanca Cuesta se lo pasan bomba en sus vacaciones ibicencas
Borja Thyssen y Blanca Cuesta se lo pasan bomba en sus vacaciones ibicencaslarazon

El hijo de Isabel Pantoja lo de ligar lo lleva en los genes –igual que su hermanastro Fran Rivera, que algo por ahí tiene– y parece ser, es una posibilidad, que esté tanteando el salir o no con Jessica Bueno, chica que, según la tonadillera, hace honor a su apellido y con la que Kiko ha hecho un par de excursiones sin besos por medio que se sepa. Hubo un conato, que nos entretuvo un rato, de amor platónico y parece ser que interesado entre Rosa Benito y Montalvo, pero ¿qué quieren que les diga? Si me cuentan que Belén Esteban se separa de su Fran me lo creo más. Al final, Rosa Benito siguió con Amador Mohedano, porque las cuentas corrientes y los cheques con varios ceros unen más que cualquier atracción física.

Lo que sí se lleva este verano son las disputas familiares. Bueno, ésas se llevan todos los años. Agosto está lleno de episodios familiares más terroríficos que en la saga de «Scream», en la que vuelan las sandías y el arroz de las paellas. Lo sé por experiencia, que en mi familia somos muy sicilianos y hemos tenido unas discusiones en el apartamento de la playa que ya quisieran para sí los concursantes de «Gran Hermano». Al llegar septiembre descansamos los unos de los otros y se nos pasa... hasta Navidad. Insisto, las «disfunciones» familiares. Es de cuarta porque no hay quinta que Borja Thyssen y la Baronesa hayan estado en Ibiza los mismos días y, en su tónica, ni se han llamado. ¿No es la isla del buenrollismo pijo? No sé, un paseo por el Mercado de las Dalías, un «mamá, ¿por qué no nos invitas en el yate a una caldereta? Pues va a ser que no, porque la Duquesa de Alba también ha vivido un episodio parecido. Su hija Eugenia ha huido de la isla un cuarto de hora antes de que se presentase Alfonso Díez. Que digo yo que a qué viene darle ese disgusto a su madre. ¿Que se quiere casar? Que se case. Al menos en su historial amoroso no hay ningún divorcio, algo que no pueden decir la mayoría de sus hijos, que los Alba han salido un poco zascandiles en ese sentido.

Este verano nos ha cundido muy, pero que muy poco. Los famosos han decidido quedarse como y con quien están mientras languidecen las revistas del corazón. Ya sólo tienen ojos para la boda de Cayetana y Alfonso, ese amor de entretiempo que resiste y se potencia en la canícula.