El éxodo sirio desborda Oriente Medio

HATAY (TURQUÍA)- La tragedia siria sobrepasa sus fronteras y se encamina hacia la desestabilización de todo Oriente Medio. Al contagio de la violencia y la inestabilidad política, hay que añadir la crisis humanitaria que suponen los cientos de miles de sirios que huyen del infierno en que Asad ha transformado su país. Líbano se ha convertido, después de Turquía y Jordania, en el tercer país de la región en acoger a más de 100.000 refugiados procedentes de Siria, según la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
En total, más de 358.000 sirios han huido hasta la fecha a los cuatro países vecinos, los tres anteriores e Irak, a causa del conflicto que ya dura 19 meses. «En Líbano no se ha apreciado, a pesar de los recientes incidentes, un decrecimiento del número de personas que atraviesan la frontera», según la portavoz de Acnur, Melissa Fleming, en referencia a los recientes enfrentamientos de Trípoli. Uno de los países que más está sufriendo la crisis humanitaria ante la avalancha de refugiados sirios es Turquía, que ya ha desbordado la capacidad de acogida en los campamentos turcos distribuidos en las localidades fronterizas. Desde hace varias semanas, en el paso fronterizo de Bab al Salam, entre la ciudad turca fronteriza de Kilis y la siria Azaz, más de 10.000 personas que han huido de Alepo viven en tierra de nadie, bajo condiciones infrahumanas, esperando a poder ser acogidas en el país vecino. Las autoridades turcas se enfrentan ahora al gran dilema de qué hacer con estos miles de sirios que esperan cruzar a su país. El Gobierno de Tayyip Erdogan ha planteado una zona de seguridad dentro de Siria, apoyada por la ONU, pero la comunidad internacional sigue estando renuente a la opción de los corredores humanitarios.

Hasta ahora, los sirios que viven en los campamentos turcos tienen la condición de «protegidos temporales» y los representantes políticos de los rebeldes sirios exigen al Gobierno turco ser «refugiados» en todo su derecho. El Consejo Nacional Sirio (CNS), con base en Estambul, quiere que el Parlamento turco conceda el estatuto de refugiado a los más de 100.000 sirios que han acogido en el país. Hasta ahora, tienen la condición de «protegidos temporales» y los representantes políticos de los rebeldes sirios exigen al Gobierno turco ser «refugiados» en todo su derecho. La petición del estatuto de refugiados a los sirios es prácticamente imposible de atender en el Parlamento, porque sus señorías saltarían como hienas sobre el «premier» turco.

«Ankara ha de adoptar un enfoque más modesto, una política menos ambiciosa y dar prioridad a poner en orden su propia casa, en vez de aspirar a ser la potencia regional para la promoción de la estabilidad y la democracia en Oriente Medio», explica a LA RAZÓN el columnista turco Shahin Alpay, que considera que el Gobierno de Erdogan debería reformar la Constitución y «establecer la igualdad de derechos para los ciudadanos de todas las identidades étnicas y religiosas, antes que dar derechos a los sirios». Para Alpay, la preservación de la integridad territorial de Turquía «es en beneficio de los ciudadanos de todas las étnicas y religiones, pero esto sólo se puede lograr ganándose los corazones y las mentes de todos los turcos, y no por la opresión y la fuerza». A medida que la crisis en Siria implica a Turquía, «Ankara debe reconocer los derechos de identidad, no sólo a los kurdos, sino a todos sus ciudadanos».

Calma en trípoli
Después de tres días de enfrentamientos, el Ejército libanés ha logrado un alto el fuego entre los libaneses chiíes, que apoyan al régimen sirio, y los suníes, que respaldan a los rebeldes que quieren derrocar al presidente sirio. Los combates han provocado la muerte de diez personas y han dejado 65 heridos.