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Puntos de oro por Juan Antonio Orenga

La Razón
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Cada canasta, cada punto cuenta, y a medida que se acerca el final de la primera vuelta de cualquiera de nuestras competiciones se hace más patente la importancia que pueden llegar a tener. Lo habitual, en un final con una diferencia notable en el marcador sería ver a un jugador pararse, botar, observar cómo la defensa no defiende, y cuando suene la bocina, entregarle el balón al árbitro. Cierto, eso sería en otro momento, pero en éste en el que está la competición, no. Nadie debe extrañarse de que en los momentos finales el entrenador insista en atacar la última posesión y tratar de anotar una canasta más. Que incluso ganando con facilidad, pida un tiempo muerto para preparar esa última acción o que los propios compañeros reclamen al compañero que intente anotar.

¿Por qué este afán de ganar por más? No es egoísmo, ni ganas de ridiculizar al rival. Sucede que de este punto de más puede depender la clasificación para la Copa, la del Rey o la del Príncipe. ¿Cómo es posible que después de tantas jornadas un solo punto pueda llegar a decidir algo tan vital? La respuesta es el «basket average». Si en el número de victorias donde se produce el corte para la Copa hay empate, se clasificará el que tenga mejor balance entre puntos a favor y en contra. Por eso es tan importante ahora tratar de aumentar esa diferencia hasta el último segundo.