Cerco a la corrupción
Yo alcalde No
Qué tiempos aquellos en los que a estas alturas de la precampaña electoral había codazos por colarse en una lista electoral. Ahora las cosas son bien distintas. La crisis lo cambia todo. Los ayuntamientos están en la reserva, con la venta de suelo paralizada, el departamento de concesión de licencias oxidado, una cola de acreedores a la puerta y otra de vecinos que exigen el mantenimiento de los servicios. En estas condiciones, hay que ponerle mucha imaginación, batirse a diario contra los elementos y cobrar un sueldo que en muchos casos se parece al de subsidio de desempleo. Hace unos días, el secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, me reconocía como cierta esta situación. Curiosamente, todo esto contrasta con un caso inconcebible: el del Ayuntamiento de Las Rozas, donde su alcalde, Bonifacio de Santiago, que lleva en el cargo dieciséis años consiguiendo mayorías absolutas, quiere repetir y no le deja el partido, le cambia por otro. Algo debe de tener la alcaldía de Las Rozas cuando el que está dentro no se quiere ir y el que está fuera pretende entrar como sea, sobre todo porque ambos son del mismo partido.
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