Nueva York
Norma retrasa su vuelta teatral para cuidar a Carla por Jesús Mariñas
Parece que Eva Zaldívar y Jesús Cabanas, el ya no doliente ex de Marta Sánchez, han salido juntos para pasear a sus retoños. El idilio se consolida. Me alegro por los dos. Mientras, la cantante coruñesa, ya con dos matrimonios rotos –el primero fue el de Jorge Salatti–, aprovecha la ruptura amorosa para promocionar un producto capilar.
La Masía de José Luis, en la Casa de Campo, fue el escenario de cabreos ante la postura de la rubia vestida con un vestida Miguel Palacio que parecía de los chinos. Llegaba de México y primero desmintió que anunciara allí propósitos que la emparejan al galán Hugo Castejón, diez años más joven que ella. Esquivó, pero Marta no concretó a pesar de que ha pasado unos días con él en Nueva York: «Jesús y yo mantenemos la buena relación por Paula, nuestra hija. De lo demás, nada que añadir». Se mantuvo impenetrable y su mánager quiso marcar el interrogatorio. «Hemos venido a promocionar un producto, aténganse a esto», advirtió. «Usted no tiene que orientarnos acerca de qué preguntarle a Marta», repliqué mientras la gallega, haciendo honor a «terra nosa», ponía fin a un encuentro de cinco minutos.
Por otro lado, Norma Duval ha pedido a Enrique Cornejo –también empresario de Carla en el reparto de esas «Brujas» que abarrotan por donde van– posponer su reaparición escénica. Protagonizará «La diva», alta comedia de Santiago Moncada, nuestro mejor autor del género. «La diva» refleja las peripecias de una cantante de ópera indeterminada –ni Caballé ni Callas, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia– con romances simultáneos con su empresario-marido, un secretario rendido a ella y un joven que la transporta al séptimo cielo.
Norma prefiere dedicarse a estar con su única hermana, convaleciente de un cáncer. La tratan en España y Alemania, y Norma soluciona problemas de toda índole. Cornejo lo había programado como gran oferta de esta temporada, pero comprende y comparte la inquietud de Norma. El problema aumenta porque su madre también está delicada. Y es que las penas nunca vienen solas. Menudo coraje está demostrando.
Por si fuera poco, su primogénito ha decidido invertir los apellidos: abandona el Ostarcevic que marca por el Martín materno. Marc Martín será su nombre de guerra en su vocación de maniquí. Tiene apostura inhabitual y mamá Norma empuja, apoya y comprende tal afición. Es lo que mamó.
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