Francia

La gran confirmación por Bruno Delaye

La Razón
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La decisión tomada en la mañana de ayer por el Tribunal Constitucional francés no supone una gran sorpresa para los aficionados a los toros en mi país. No es más que la confirmación de una situación ya existente y de un trabajo que se ha venido realizando en los últimos años y en los que la Fiesta de los toros siempre se ha mantenido inalterable. En Francia, las corridas de toros son un hecho cultural asentada en el sur de nuestro territorio. Como tal, se ha protegido y blindado apostando, obviamente, por mantener una tradición que se extiende en muchas ciudades. Arles, Mont de Marsan, Dax, Bayona, Nimes... Precisamente, y a pesar de la crisis que está afectando por supuesto también a los espectáculos taurinos, no hace ni una semana de la magestuosa imagen del Coliseo nimeño repleto de gente hasta en el más insospechado resquicio para presenciar la gesta de José Tomás. Me llamó la atención el elevado número de peñas y clubes taurinos que conforman un tejido social alrededor del evento, del festejo. Es un ejemplo de cultura activa en el que la gente desea ser partícipe de los toros. Por eso, frente a los diversos métodos que los antitaurinos han buscado para atacar al toreo, esta decisión del Constitucional respalda y afianza el interés galo por la Fiesta. No en vano, a diferencia de la simbólica declaración de hace un año como «Patrimonio Cultural Inmaterial», la decisión de ayer sí tiene consecuencias legales y no hace más que reafirmar que la ley sigue vigente y que nadie puede vulnerarla. Gracias a la diversidad legislativa territorial, tal y como sucede en el este con la ley de separación entre Iglesia y Estado, los toros tienen campo abierto para seguir con su tradición en el sur de Francia.