Presentación

José Sacristán : «Con Ozores aprendí y dí de comer a los míos»

Tiene un nieto de 19 años, no le faltan proyectos y venera a Fernán Gómez. El próximo viernes LA RAZÓN regala «Operación Mata-Hari», uno de sus primeros papeles 

José Sacristán
José Sacristánlarazon

Aunque no es creyente, tiene un reclinatorio en el cine que ha instalado en su casa, porque mantiene con la vehemencia de los mitómanos (estilo Garci) que algunas películas hay que verlas de rodillas, «por ejemplo, "Eva al desnudo", de Joseph L. Mankiewicz; bueno, todas las de Mankiewicz hay que verlas de rodillas». Cuando sale de gira, en su maleta no faltan tres filmes: «Siete novias para siete hermanos», «Cantando bajo la lluvia» y «Lo que el viento se llevó». Ahí está la Santísima Trinidad del ateo, del marxista hijo de marxista que conoció el hambre, los colegios de curas y las habitaciones con derecho a cocina, fue congregante de la Compañía de María Auxiliadora, luego tornero y un día, de repente, el milagro: estaba sentado junto a Closas delante de una cámara.–Creo que «Operación Mata Hari», el filme de Mariano Ozores que regala LA RAZÓN el próximo viernes, fue una de sus primeras películas...–Sí, antes sólo había hecho tres o cuatro papeles. Empecé con «La familia y uno más», de Masó. «Operación Mata Hari» fue la primera que hice con Mariano Ozores. Los Ozores son como mi familia; les estaré agradecido toda mi vida. –¿Qué recuerda de aquel año, del 68?–El mayo francés, claro. Yo estaba haciendo «Flor de cactus» con Closas y Julia Gutiérrez Caba. Estaban soberbios. Cada noche me quedaba a ver entre cajas la escena final. Ingrid Bergman, que luego hizo esa función en el cine, no estaba mejor que Julia.–Decía Mariano Ozores: «Siempre he trabajado contra los sabios del cine y los críticos, pero he tenido a mi favor el público».–No puedo hablar con objetividad de Mariano. No consiento que nadie le toque un pelo. Con él aprendí y gracias a él di de comer a los míos.–¿Siente vergüenza de alguna de sus películas de aquellos tiempos?–No reniego de nada. Además, ¿quién tiene autoridad moral para reprocharme nada?–En «Operación Mata Hari» la cabaretera se fuga con un contable. No sé si alguna vez tuvo esa tentación...–Fugarse es temerario. Sí me tentó tener una relación. Me gustaban las cabareteras, pero llegué tarde a ese mundo: cuando tuve dinero para ir de fiesta por las noches, ya no existía el cabaré ni la cabaretera.(Pepe, tan serio, tiene casi siempre la expresión del españolito perplejo que ha llegado tarde a demasiadas cosas. Se acaricia la barba cana, se pasa el dedo por los labios mientras medita la respuesta que a veces empieza con una historia o una reflexión o un ejemplo. Reconoce que siempre ha sido pudoroso en el sexo, «porque ser de Chinchón marca, y cuando he querido perder el pudor, me ha entrado la risa». Tuvo una época mística, cuando era congregante de María Auxiliadora. Ahora es congregante de IU).–Se creó el «landismo». ¿Por qué no el «sacristanismo»?-No di para tanto. Cuando empecé a hacer protagonistas, ya nacía otro tipo de cine.–Ha trabajado con más directores de derechas que de izquierdas...–Sí. Los primeros que confiaron en mí fueron de derechas: Ozores, Masó, Sáenz de Heredia, Dibildos... Claro que no cantaba «La Internacional» entre plano y plano.–Un día me dijo que tenía más amigos de derechas que de izquierdas. ¿Es usted un marxista raro?–Bueno, ha pasado el tiempo y...¿dónde está la gente de izquierdas? Los de derechas son más. Mariano Ozores me decía: «Si todos los rojos fueran como tú, no me importaría ser rojo».–Le podría haber respondido: «Si todos los de derechas fueran como tú, no me importaría serlo».–No, no, es que sería mentira. Yo no podría ser de derechas, por ética y estética. Pero añado: nunca he sido partidario de defender lo mío desde posiciones extremas. Siempre he creído que hay que convivir.–Dice Sabina que la izquierda está hecha una mierda...–Sí, está hecha una mierda, dispersa.–Y añade Joaquín: «Lo que hace falta es que los obreros salgan a la calle a quemar televisores».–No soy partidario de los incendios.–Belén Esteban gana 100.000 euros al mes...–Eso es algo que me sobrepasa, me deja sin opinión. Es penoso. ¿Cómo es posible que seamos tan estúpidos? Qué zoológico.–Me decía hace poco un actor que aquí, si no eres de izquierdas, lo tienes fatal para trabajar...–Yo creo que a la gente no se le contrata o se le deja de contratar por ser de izquierdas o de derechas. Yo nunca he tenido protección de la izquierda. En todo caso, me ha ayudado más la derecha. Esto es un mercado. ¿O es que Javier Bardem está en Hollywood porque es rojo?(No fuma. Toma café y agua mineral. Es elegante en el gesto y la palabra. Cree que ZP no es un buen presidente y añade en seguida que Rajoy le parece un pésimo opositor. Ve en ZP algo infantil que le cansa, «es un actor corto de registro». No echa de menos la golfería porque nunca ha sido golfo. Ya tiene un nieto de 19 años)–¿Cómo vivió el franquismo?–Malamente. Pronto me tocó saber que era de los que habían perdido, conocí a mi padre encarcelado, viví el destierro, el hambre...–Dice Gramsci: «Las crisis surgen cuando lo que tiene que morir no muere y lo que tiene que nacer, no nace». ¿Qué no ha muerto, qué no nace?–No ha muerto la impunidad y no ha nacido la capacidad de neutralizar la impunidad. En esta crisis hay responsables, pero va ser difícil encontrar inocentes.(Nunca se acuesta antes de las cuatro. Trabaja en la adaptación teatral de un capítulo de las memorias de Fernán Gómez, su maestro, su dios, porque Pepe tiene dioses y reclinatorio, porque sigue siendo un místico de otra manera).