Actualidad

OPINIÓN: Los euros que entran y salen

La Razón
La RazónLa Razón

Si algo hay impopular para un gobernante es subir la gasolina casi cinco céntimos, hacer trabajar más horas a 87.000 empleados públicos, congelándoles a su vez el sueldo, cabrear a las eléctricas con un impuesto medioambiental, cobrar a la industria por verter residuos y meter en cintura a los ciudadanos con rentas más elevadas. Y todo ello de golpe y porrazo, en Navidad y casi sin previo aviso. Esto es lo que acaba de ocurrir en Castilla y León, lo que dibuja un panorama de cinturón bien apretado (los zapateros no dan abasto estos días con el punzón) inimaginable para muchos tan solo unos meses atrás.
Con ello, la Junta pretende conseguir 251 millones de euros adicionales para aguantar el chaparrón, además de los 13,6 arañados hace una semana con la eliminación del 30 por ciento de los liberados sindicales. Su presidente, Juan Vicente Herrera, ha maquillado lo que en otoño dijo que nunca haría y ahora se ha visto obligado a hacer con un rosario de bonificaciones fiscales que dan un toque social a lo impopular de estas medidas.
La verdad es que en el actual escenario pocas salidas tenía la Junta para capear la dantesca situación y salvar los muebles de la sanidad pública -al menos temporalmente- sin recurrir al copago. Sacando el céntimo sanitario del baúl, una fórmula por cierto poco ecologista puesto que indirectamente no se fomenta dejar el coche en el garaje, junto con las otras medidas de salvación, la Junta aspira a cuadrar los euros que entran con los que salen y cumplir la estabilidad presupuestaria.
Veremos si con esta fórmula, popularizada por José Mota, realmente esto es suficiente o con la Semana Santa nos llega una ampliación penitencial.