Copa Confederaciones
Silva Xavi Iniesta y Pirlo por Julián García Candau
Lo preferible, no sé si lo ideal, era enfrentarse a la Alemania de Joachim Löw en esta final inédita de la Eurocopa. Se confiaba en que el juego español en el centro del campo dominaría a los alemanes, que en posición de mando cuentan con Schweinsteiger, quien parece en baja forma, o así se apreció a lo largo del torneo. Lo mejor a favor del fútbol es enfrentarse a Italia, equipo que ha mantenido la tradición de ir de menos a más. Entre lo deseable y la realidad no hay gran diferencia. Todo consiste en que a los españoles les salga su partido, que Silva, en los minutos que le regale Del Bosque, Xavi e Iniesta estén por encima de Pirlo, el hasta ahora mejor jugador de la Eurocopa y aspirante al Balón de Oro, de cuya terna ha desaparecido Cristiano.
Costó empatar con Italia en el primer partido. Costará derrotarla ahora que la igualada no es suficiente. Han llegado a la final las dos selecciones que han practicado el mejor fútbol.
Italia ha dejado atrás su tradicional sistema de rentabilizar al máximo sus posibilidades con el mínimo riesgo. Ya no le basta ganar y encerrarse atrás. Esta Italia quiere más e impulsada por Pirlo busca el gol hasta el último instante del partido. Dicen las lenguas de doble filo que el presidente Mario Monti y la canciller Angela Merkel pactaron económicamente a condición de que Italia no le metiera más goles a Alemania. Las dos selecciones finalistas han salido al rescate del ánimo de sus ciudadanos. Como dijo Vicente del Bosque, el triunfo de España no resolverá los problemas que tenemos, pero sin duda, ganar en fútbol siempre es balsámico. Tanto españoles como italianos, lo necesitamos.
Posdata. Consultado el cardiólogo Luis Martín Jadraque, recomiendo abstenerse de ver el partido a quienes pertenezcan a ese grupo de riesgo.
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