La Habana

Fidel regresa para frenar cualquier reforma en Cuba

Los actos del Día de la Rebeldía, la principal fecha del calendario revolucionario, celebrados el pasado lunes, quedaron marcados por el regreso a la actividad política pública de Fidel Castro y el discreto segundo plano que mantuvo su hermano Raúl, convertido en sucesor y presidente de la dictadura en 2008.

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Ante 90.000 incondicionales, el acto fue oficiado en la localidad de Santa Clara por el vicepresidente Juan Ramón Machado Ventura, quien aseguró que el ritmo de las presuntas reformas económicas que el régimen pretende abordar están sujetas a los ideales de la revolución, una clara advertencia hacia quienes aguardan fuera de la isla cambios sustanciales en la dictadura. Su discurso se ajustó más a las advertencias que Fidel ha venido haciendo desde que su hermano reconociera públicamente las «deficiencias» del sistema y la necesidad de introducir cambios en la economía cubana. «Procederemos con responsabilidad, paso a paso, al ritmo que nosotros determinemos, sin improvisar, sin apresurarnos para no cometer errores», aseguró Ventura Machado ante la atenta mirada de Raúl. «Continuaremos estudiando, analizando y tomando las decisiones para superar las deficiencias, pero no nos dejaremos llevar por las campañas de la prensa internacional», añadió.Mientras, en La Habana, Fidel, de nuevo embutido en su uniforme verde oliva con el que gobernó 49 años la isla, celebraba el aniversario del asalto al cuartel de Moncada (el 26 de julio de 1953, que marca el inicio de la revolución) acompañado de un centenar de intelectuales estadounidenses. Fidel participó durante una hora en una charla centrada en los asuntos internacionales que, desde su salida de la Presidencia, han ocupado sus «Reflexiones» en la prensa del régimen –la única que existe –. Fidel criticó a Obama, por su política exterior en Oriente Medio, el derrame de crudo en el pozo de BP en el Golfo de México y hasta por su papel en la reconstrucción de Haití tras el terremoto. También abordó el tema que más le preocupa: la hecatombe nuclear inminente si Estados Unidos ataca a Irán. «No soy adivino ni profeta, veo las cosas con lógica y debemos estar preparados», dijo. Además, anunció que pedirá una reunión especial del Parlamento para debatir su teoría de la guerra nuclear. Otra prueba de su regreso a la política activa.