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Fabian Picardo: «Me gusta tan poco la palabra colonia que sólo uso aftershave»
Critica el «¡Gibraltar, español!» de Margallo: «Un diplomático se debe a la diplomacia, no a la comedia»
Gibraltar- El entrevistador se disculpa por llegar tarde a la cita e incumple, en un territorio fronterizo con lo andaluz, la legendaria puntualidad británica. El nuevo ministro principal, el socialista Fabian Picardo, saluda con acento resbaladizo, llanito, salpicando su inglés con giros y humor sureño. No hace mención al retraso pero, mordaz, acaba señalando: «Aquí recibimos a todo el mundo, incluso a periodistas, como usted». Con apenas tres meses de gobierno, apuesta por irradiar el nivel de vida delPeñón a toda la comarca. «Queremos desarrollarnos como una plaza donde pueda hacer negocios el mundo entero. No nos preguntamos si el inversor es español o de cualquier otra parte. Sólo que sea legal».
–Atascado el problema político, ¿cree que hay vías para mejorar el flujo económico de Gibraltar hacia los pueblos limítrofes?
–Una manera muy simple de mejorar el flujo económico es facilitar el paso fronterizo norte. Históricamente Gibraltar ha sido un motor económico de la zona. Estimular el consumo y el gasto genera actividad económica. Desde mi punto de vista, debe de haber dos carriles de entrada y salida. No podemos bloquear el tránsito cuando se detiene un vehículo para ser inspeccionado.
–El actual gobierno de España plantea ampliar el Foro tripartito, dando entrada a las autoridades regionales. De esta forma habría dos niveles: el estatal (España y Gran Bretaña) y el «local» (Campo de Gibraltar-Gibraltar).
–Me opongo tajantemente. Sólo hay tres partes, no cuatro: Reino Unido, Gibraltar y España. El Campo de Gibraltar es parte de España, con lo cual ya está representado por el Estado español. No digo que no quiera tener relaciones con la vecindad… ¡Las tengo ya fuera de foros tripartitos y cuatripartito! Para mí, los alcaldes son la parte más importante de la representación española en el Foro Tripartito. Es mejor un alcalde que un señor que está todo el día en Madrid. A mí también me gustaría incorporar a colectivos ecologistas de Gibraltar cuando discutamos de medio ambiente.
–¿Cree que el estatus colonial ya superado?
–Mire, yo por las mañanas me echo «aftershave» porque «colonia» no es una palabra que me guste. Gibraltar ha conseguido en su Constitución un autogobierno muy cercano a la independencia mientras sigamos bajo la Corona Británica. Y desde 2006 la batalla internacional es que la ONU reconozca esta Constitución. Yo quisiera ver a Gibraltar como parte de la UE, bajo el amparo de la reina Isabel II y con pleno autogobierno. Hay competencias, como Defensa, que no podemos asumir. Gibraltar tiene un alto nivel de vida, pero no podemos comprar un submarino.
–¿Sueña con la independencia?
–La verdad es que no. Queremos una integración plena en la UE con el margen constitucional que tenemos. La ONU contempla cuatro posibilidades: independencia, reintegración en el país de origen, asociación libre con la metrópoli o una administración central colonial. Hay un amplio consenso entre todos los partidos gibraltareños para que dejemos de ser colonia. Cuando no estemos en la lista, España no podrá reclamarnos porque ya no estaremos en un proceso de descolonización.
–¿Ha tenido ya contactos con el nuevo Gobierno español?
–Desafortunadamente aún no he tenido diálogo con el Gobierno. Me daría gran placer recibir al señor García-Margallo en Gibraltar para hacerle ver la realidad de mi gran nación. Todos lo recibirían con respeto mientras no haga declaraciones provocativas…
–¿Entiende como provocativas las palabras, en tono que denotaba cierta confianza («¡Gibraltar, español!) de García Margallo a un eurocolega británico?
–A mí también me gustan los chistes. Yo tengo amigos españoles que, de cachondeo, me dicen «¡Gibraltar, español!» y yo les contesto que Gibraltar se extiende hasta Sotogrande. Y nos reímos juntos. Pero un diplomático se debe a la diplomacia, no a la comedia. Tiene derecho a decir lo que quiera, pero es fácil inflamar las emociones de los pueblos. Yo le puedo decir a usted ahora un par de cosas que provocarían el enfrentamiento.
–Por ejemplo, ¿cuáles?
–Prefiero no decirlas. Con mi hermano sé en qué estoy de acuerdo y en qué no. Y cuando llega Navidad hablo de las que estoy de acuerdo. Me gustaría que, con España, siempre fuera Navidad.
–El Gobierno español ha vuelto a subrayar la reclamación sobre la soberanía de Gibraltar.
–Sí, pero nunca va a haber un proceso sobre la soberanía de Gibraltar. Puede el Gobierno español seguir en su criterio que nosotros seguiremos en el nuestro. Son vías opuestas y eso no hace más que condenarnos a no entendernos. Me parece penoso. El Foro Tripartito no ha resultado negativo. No quiero instar a la pelea, aunque cada uno toma las decisiones que cree oportunas.
– ¿Cuál es la imagen real de Gibraltar y cómo la trasladaría a España?
–Somos un pueblo vibrante, cosmopolita, que ha fomentado la convivencia entre religiones, sensibilidades y procedencias. Y representamos un centro financiero responsable y legislado por la OSB. Los llanitos no odiamos a España. No nos gusta mucho la reclamación oficial, pero sí Barcelona o Madrid, o las playas de Chiclana y Tarifa.
Una abuela española
«Soy británico desde que nací. El origen de nuestra familia es Génova, como el de tantos gaditanos. Hace 300 años que un Picardo se instaló en Gibraltar», afirma orgulloso antes de completar lo que califica de «mezcla explosiva»: «Mi abuela materna era republicana y vivió en Los Barrios hasta los 16 años. Sin duda fue mi mentor político». Y se emociona: «Se casó con un gibraltareño y estaba muy vinculada a la izquierda. No puedo hablar de mi abuela sin llorar».
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