Conciertos

La noche más «heavy»

«Metallica» y «Mothorhead», en concierto

«Metalica» empezó anoche con «Creeping death» y terminó con clásicos como «Master of puppets»
«Metalica» empezó anoche con «Creeping death» y terminó con clásicos como «Master of puppets»larazon

Después de haber contemplado los movimientos de Shakira, el fin de la inocencia de Miley Cyrus o las contradictorias proclamas anticapitalistas de Rage Against The Machine, por fin se vislumbraba el momento del género que da nombre a Rock in Rio. Nada de coreografías ni de bailes, adiós a los modelitos imposibles y al sonido enlatado; en el quinto día, la Ciudad del Rock lució como tal, con 50.000 personas más pendientes de la música que de la tirolina. El primer gran punto de inflexión tuvo como protagonistas a los tres integrantes de Motörhead. «¿Os gusta el rock'nroll?», preguntó Lemmy Kilmister mediado su concierto. La respuesta fue unánime, con cuernos y brazos en alto, mientras el histórico vocalista de la banda británica despachaba un tema tras otro con esa voz que parece surgida de una garganta forrada con papel de lija. A sus 65 años, capitaneó un espectáculo que no necesita mucho para hacerse valer, para acabar despidiéndose armado con su bajo como si de un fusil se tratara. Pasadas las once llegó el turno de Metallica, el grupo de cabecera del metal del último cuarto de siglo, que regresaba a Madrid tras el enorme éxito cosechado hace un año. Entonces, en el Palacio de los Deportes, sus conciertos tuvieron un punto más de rotundidad. Pese a todo, poco se puede reprochar al inicio con «Creeping death» y «The day that never comes»; en cambio, James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammet y Robert Trujillo cayeron luego en cierta pesadez, escondiendo la furia hasta que atacaron temas como «The end of the line» o «"Sad but true», con los que recuperaron sus mejores sensaciones. Fue entonces cuando el propio Hetfield reconoció el magisterio de Lemmy Kilmister, emprendiendo una última hora que redondearon con algunos de sus clásicos («One», «Master of puppets») y los habituales efectos pirotécnicos, aunque sin llegar a la altura de visitas anteriores. Pero había ganas de rock. Y eso fue lo que hubo, que ya tocaba.