Asturias
Elecciones ya
El tsunami electoral de CiU en Cataluña, de los nacionalistas en Euskadi –incluida Bildu, que ha optado por la democracia dejando de lado la violencia–, y del PP en el resto de España –con permiso de Cascos en Asturias– es de libro. Los ciudadanos que quieren un cambio del sistema no fueron a votar. Estaban haciendo «panching» en la Puerta del Sol o la Plaza de Cataluña. Alguna vez habían votado izquierda. Esta vez no. Los que están dentro del sistema acudieron a las urnas masivamente. Optaron por la derecha, y de forma abrumadora. El PSOE es un partido con más de 100 años de historia. Ha sobrevivido a avatares y vicisitudes por su pragmatismo. Ha sabido escuchar a los ciudadanos y adaptarse a las inquietudes de la sociedad en cada momento. Y escuchar, hoy, es sinónimo de pasar a la oposición. Ha sido la inapelable voluntad de la mayoría.
Enrocarse en mantener la Legislatura no es la solución. Es el error. Las agonías cortas, por favor.
El socialismo necesita una regeneración de proyecto y de estrategia. Un cambio de personas solamente será estético, aunque, evidentemente, es más que necesario. Los ciudadanos piden bastante más. Demandan una catarsis en un partido que ha sido castigado por gestionar la crisis de la peor manera posible, incluyendo la aplicación de políticas que no son las suyas, lo que le ha alejado irremediablemente de su base social. Los que votan progresista nunca votarán a un partido que se acomoda en políticas conservadoras. Los que votan conservador siempre preferirán a los «pata negra», nunca –o casi nunca– los sucedáneos. El PSOE ha perdido pero no está derrotado. Lo que no puede es seguir equivocándose.
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