Actualidad

Juan Tamariz: «Mis poderes no son publicables»

Profesión: ilusionista, mago.Nació: en 1942, en Madrid. Por qué está aquí: presenta en el Teatro Marquina su espectáculo «Navidades mágicas».

«Las cartas son una metáfora del mundo, de la vida: hay familias, palos, poder, colores, ciencia, adivinación...»
«Las cartas son una metáfora del mundo, de la vida: hay familias, palos, poder, colores, ciencia, adivinación...»larazon

–«Navidades mágicas». ¿Qué tienen de mágicas?
–No está mal que tratemos de ser buenos al menos una vez al año.

–¿Qué odia de estas fechas?
–Nada, pero no me gusta la obligación de hacer regalos y de ser feliz.

–¿Su mayor frustración es no haber sido Rey Mago?
–No. Mi frustración es no haber sido pianista.

–Le han dado la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. ¿A quién le envió un jamón?
–Ya que me ha descubierto, le diré que no envié uno, sino 142.

–Si en 2012 se acabara el mundo, ¿qué empezaría a hacer ahora mismo?
–Preocuparme menos de mí y más de los otros, de los que están mal.

–¿Con quién le gustaría tomar las doce uvas en la cama?
–Con alguna maga del siglo XIX. Las había muy buenas.

–¿Quién es mejor mago: Obama, Sarkozy o Angela Merkel?
–¡Qué cabalgata con los tres de Reyes Magos! La auténtica maga, en su sentido menos noble, es la banca alemana, que teledirige a Merkel.

–¿Cuáles son en verdad sus poderes?
–Lo siento, pero eso no es publicable.

–«Nada por aquí, nada por allá». ¿Le gustaría decir eso en el Parlamento?
–No estaría mal. Y que ellos pudieran jurar que no tienen nada en la manga.

–Me imagino que sus amigos no querrán jugar con usted al póquer...
–Yo tampoco quiero. Si gano, dicen que hago trampas, y si pierdo, dicen que soy tonto. Para jugar al póquer voy de incógnito.

–Tiene una relación lúbrica con sus cartas...
–Sí, vivimos un idilio permanente. Las cartas son una metáfora del mundo, de la vida: hay familias, palos, poder, colores, ciencia, adivinación...

–¿Por qué no trabaja con frac o chaquetas brillantes como otros magos?
–Porque soy muy vago y salgo al escenario como voy por la calle. Pero tengo un sombrero de copa.

–¿Qué le gustaría sacar de él?
–Las malas ideas que hay en mi cabeza.

–Si Urdangarín le pidiera que le hiciera desaparecer, ¿lo haría?
–Le diría que yo no hago desaparecer a nadie. Lo mío son las cartas.

–O sea, que sólo le cantaría las cuarenta...