Barcelona

Puigcercòs nueva víctima del 28-N

Joan Puigcercós se confesó ayer por los malos resultados en las elecciones autonómicas del pasado 28 de noviembre. Pero en vez de arrodillarse ante un confesionario y susurrarle sus pecados a un cura, lo hizo en voz alta, ante los 200 militantes que forman el consejo nacional.

Joan Puigcercós abandona la sala tras anunciar que no optará a la reelección como presidente de ERC en el congreso de octubre
Joan Puigcercós abandona la sala tras anunciar que no optará a la reelección como presidente de ERC en el congreso de octubrelarazon

La penitencia de Puigcercós va más allá de rezar tres padres nuestros y dos avemarías, dejará la presidencia de ERC. Aunque lo hará después de las municipales, en el congreso extraordinario que el partido celebrará en octubre para elegir una nueva cúpula y en el que Puigcercós no optará a la reelección.

El líder republicano echó mano de la épica para disfrazar uno de los momentos más amargos de su carrera política, el instante en que anunció que renuncia a dirigir ERC. Alegó que ofrece su cabeza a cambio de que el partido entierre las luchas fraticidas. «Las personas son importantes, pero más importante es el bien colectivo», argumentó.

No quiere que se repita la batalla del congreso de 2008, donde se enfrentaron hasta cuatro candidaturas. Su objetivo será conseguir que en el cónclave de octubre concurra una sola candidatura. Avisó de que «quiero hacer un relevo tranquilo». Y añadió que «estaré atento a los movimientos de todos aquellos que quieran plantear el congreso antes de tiempo, porque ahora no toca».

Objetivo municipales

Aunque antes de centrarse en su relevo, primero va a dejarse la piel en las municipales del mes de mayo. En un intento de animar a las tropas republicanas, Puigcercós subrayó que «Esquerra tiene cosas que decir» en las próximas elecciones. «Me debo al mundo local que es quien sostiene ERC», admitió.

Hoy por hoy, Esquerra tiene más de 200 alcaldes y 1.600 concejales. Pero para dar más contundencia a su mensaje, Puigcercós rememoró la ERC de Francesc Macià y Lluís Companys, que nació el 19 de marzo de 1931, aunque «saltó a la arena pública meses después, en las primeras elecciones municipales a las que se presentó», subrayó. Para luego añadir que ERC «hará honor a su nombre» en la contienda del próximo mayo.

El consejo nacional, con una mayoría afín a Puigcercós y el sector carodista diseminado, apoyó con el 80 por ciento de los votos que el actual líder republicano capitanee el partido hasta las municipales. Por cierto, Josep Lluís Carod-Rovira se saltó la reunión de ayer, después de lanzar duras críticas hacia Puigcercós, aunque también es cierto que perderá su silla en la ejecutiva republicana en cuanto deje de ser vicepresidente del gobierno –cuando se firme el nuevo gobierno–. Otro que también abandona el consejo es Ernest Benach.

Además de votar la moción de confianza a Puigcercós, el consejo nacional aprobó cambios en la ejecutiva para afrontar las elecciones: entran cargos municipales a los que no se les conoce una afinidad clara entre las corrientes que han convivido en el partido. También dio luz verde a una «hoja de ruta» con vigencia hasta el congreso de octubre, de la que dio detalles Joan Ridao.

El secretario general del partido abrió el consejo nacional con un discurso donde dio parte de los pecados que ha cometido ERC para llegar perder el 52 por ciento de sus votantes en las autonómicas. El primer pecado, abrir una lucha cainita. «La división interna es nuestro talón de aquiles», alertó Ridao, antes de reprochar a «las voces críticas» –Carod y Benach, entre otros–, que tras 28-N hayan «ventilado los problemas» de Esquerra en platós de televisión y no en los órganos internos que tiene el partido. Con tono severo, Ridao llamó «al orden» a la militancia hasta el congreso de octubre.

El segundo pecado ha sido reeditar el tripartito, cuando una amplia base social no compartía la idea. Además, «al presidente Montilla le ha faltado carisma», «el tripartito no ha sabido explicar bien su obra» y «la crisis no ayuda a los partidos de gobierno». Por último, ERC no ha sabido seducir a los soberanistas.