El Ejecutivo se replantea su decisión de poner los apellidos por orden alfabético

El texto consagra la igualdad de derechos de los progenitores a la hora de decidir el orden de los apellidos de sus descendientes, incluso en caso de desacuerdo, que resuelve al imponer el orden alfabético de los apellidos de los padres al hijo. Con esta nueva redacción, el Gobierno modifica la reforma del Código Civil acometida por el PP en 1999, que introdujo una cautela «absolutamente sensata» al dejar en manos de los padres la decisión del orden de los apellidos. No obstante, dio preferencia al apellido paterno sobre el materno en caso de desavenencia. «Esta desigualdad no cabe en la Constitución», alertó Rubalcaba. Por eso el Gobierno no renunciará a este cambio, aunque sí está dispuesto a aceptar otra fórmula diferente al orden alfabético para solventar los casos de conflicto, que, por otra parte, «son minoritarios».

Mientras, la reforma del Código Civil ha generado una cascada de reacciones. La Defensora del Pueblo en funciones, María Luisa Cava de Llano, manifestó ayer que los cambios que se pretenden introducir suponen «un avance» en la igualdad al eliminar la primacía del apellido paterno. Sin embargo, no ocultó su «preocupación» por el «desorden» que pudiera acarrear.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se mostró convencida de que el cambio de la Ley del Registro Civil, que intentará acabar con la prevalencia del apellido paterno, es «una liebre que ha soltado el Gobierno» para no «meterle mano» a las reformas que, a su juicio, España necesita.

El coordinador de IU, Cayo Lara, restó importancia al cambio porque «no es el primer problema en este país». Por su parte, la Unión de Asociaciones Familiares aplaudió ayer el proyecto de ley del Registro Civil y sugirió que sean los hijos los que elijan y determinen el orden de sus apellidos. La presidenta de la asociación Mujeres en Igualdad, Mercedes de la Merced, dijo que la propuesta «es un globo sonda».


Rubalcaba teme por su «Pérez»
Rubalcaba bromeó ayer sobre la posibilidad de que su primer apellido, Pérez, se extinga. Por eso «si hay otro mecanismo mejor, no seremos los que nos hagamos fuertes en éste», admitió. Eso sí, avisó sobre la injusticia y desigualdad que supone en caso de desacuerdo imponer el apellido paterno como primero del hijo, tal y como establece ahora el Código Civil.