Londres
La maldición de los olímpicos
Samu Sánchez, caída y abandono entre lágrimas. Heroico Pinot
Cuando una semana antes de comenzar este Tour, que se ha convertido en una guerra, Fran Ventoso, primer reserva de la selección olímpica para Londres, se erigía campeón de España, se le preguntaba, inevitable, que si el triunfo estaba basado en la rabia, que si la conquista del maillot rojigualda estaba forjada en una respuesta por haberse quedado fuera de la lista. Ventoso, imperturbable siempre, plácido, respondía sin mentir que nada de aquello había en aquel maravilloso esprint de Salamanca, que los «cinco magníficos» que iban a ir a Londres, Freire, Valverde, Samuel, Luis León y Rojas, conformaban un «pedazo de equipo».
Y, efectivamente que, de aquella convocatoria ahora lo que quedan son añicos. Freire, la llama olímpica de España, se apagó al encharcarse su pulmón con la costilla que se rompió. Rojas había caído unos días antes, clavícula rota en tres. Pero el murciano ya se entrena, apenas 48 horas después de ser operado. Llegará, aunque no en las condiciones óptimas. Luis León, que también se cayó en los primeros días de Tour, ha corrido con dos férulas enganchadas a los brazos. Mejora. Y Valverde pedalea en un infierno, no hay día que pase sin caídas o pinchazos. En Porrentruy, meta de la octava etapa, le tuvieron que poner un punto de sutura.
Él, al menos llegó. No puede decir lo mismo Samuel Sánchez. Un centenar de kilómetros restaban aún para el final de la octava etapa. Ni tensión, ni nervios. En el Tour nunca se sabe dónde está el peligro. Allí, en el momento más apacible, esperaba a Samuel la desgracia. Frenazo y al suelo junto a Valverde. El del Movistar tuvo suerte, se levantó enseguida. Sa-muel no era capaz, cuando hizo el esfuerzo la cabeza se le fue y la doctora que ya le atendía en la cuneta tuvo que agarrarle para que no se golpeara la cabeza. Metacarpiano roto y una fuerte contusión en la clavícula. El Tour ya se le ha ido, pero a los Juegos, a su dorsal 1, puede aún llegar. «No es el Tour de los españoles», clama resignado Valverde, que ayer perdió 2:21 minutos. El seleccionador nacional, José Luis de Santos, opta por el humor: «Los cinco seleccionados se han caído. Menos mal que éste no es mi primer año, si no tendría la fama de gafe»
La etapa la ganó Thibaut Pinot, el más joven de este Tour. Lo suyo es cuestión de fuerza mental. Ni reguló ni dosificó cuando Kessiakoff, el sueco que además de ciclista es empresario, marchaba en cabeza. Fabrica una marca de café propia. Kessiakoffee se llama. Eso hizo Pinot con él, molerlo después de llevar desde el Saignelégier, el cuarto de los siete puertos de la jornada, en cabeza. Aguantó hasta el último, la Croix. Allí, Van den Broeck intentó poner contra las cuerdas a Wiggins. Nibali le tomó el testigo en el descenso. Así tienen que correr todos contra el inglés, ataques cuesta arriba y abajo aunque, como ayer, no logren sacar provecho alguno. Ellos sudan mientras Samuel llora su maldición, la de todos los olímpicos, y su marcha del Tour.
La cara y la cruz
Entrada triunfal del francés Thibaut Pinot. Un centenar de kilómetros antes (a la izquierda), Samuel Sánchez se quedaba debajo de dos ciclistas, uno de ellos Valverde. Fue atendido y llevado al hospital. No puede continuar. Otro abandono.
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