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Laporta recibe una reprimenda en su estreno
El pasado 30 de junio, el ex presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, se despidió de la afición barcelonista con intención de hacer carrera política. Medio año después, el líder de Solidaritat Catalana per la Independència (SI) vio ayer cómo se hacía realidad su sueño al subir, por primera vez, a la tribuna del Parlament
Sin embargo, hay algunos detalles que empiezan a disgustarle en su nueva etapa. «Cabrea esto de subir tantas escaleras», confesó a sus compañeros de partido, tras su intervención.
Como es habitual, la polémica le acompaña por donde pasa y ayer no fue una excepción. Un cuarto de hora después de haber dado por inaugurada su periplo parlamentario se llevó su primera reprimenda. Al candidato a la presidencia, Artur Mas, no le gustó nada que Laporta olvidara el saludo de cortesía al presidente de la Generalitat, José Montilla, y, por este motivo, no dudó en darle un toque. «Está era su primera intervención en el Parlament de Cataluña. Como usted es novel, yo le haría una pequeña recomendación, si usted me la acepta: cuando un diputado se estrena y un presidente de la Generalitat está presente, se le tiene que saludar», recordó Mas ante la sorpresa de Montilla.
La tensión no fue a más, y el ex presidente del Barça aprovechó su turno de réplica para saludar a Montilla con inclinación de cabeza incluida. Es más, felicitó a Mas por su victoria convencido de que «puede que esto también le haya molestado». Rifirrafes al margen, el presidente de SI aprovechó su primera intervención parlamentaria para exigir a diestro y siniestro la «independencia unilateral» de Cataluña. En poco más de 20 minutos, repartidos en dos intervenciones, Laporta repitió en más de treinta ocasiones la palabra independencia. Quien avisa no es traidor. «Exigiremos la independencia en cada sesión de esta cámara», afirmó Laporta pese a las reservas de Mas ante una formación que «sólo habla de un tema».
Como entrante del menú independentistas que Laporta servirá durante todo legislatura está llevar al pleno una declaración de independencia. En caso de no prosperar, la segunda dosis de soberanismo vendrá en forma de recogida de firmas para «internacionalizar el conflicto». Todo, para que organismos como la Unión Europea o Naciones Unidas fuercen a España a convocar un plebiscito sobre la independencia catalana.
Genio y figura fue lo que exhibió Laporta en su primera actuación parlamentaria. «Yo venía preparado para todo eso del viaje a Ítaca, el peix al cove, el hilo rojo y subir al Aneto, no para las (políticas) micro y macro, el business friendly y todo esto de las personas y las empresas», confesó el ex presidente barcelonista.
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