La Habana
Darsi Ferrer: «Prefiero pasar un siglo en prisión que someterme un solo día a los Castro»
«Cuba está al límite de su sufrimiento, al borde de un estallido social», afirma
MADRID- Darsi Ferrer, disidente cubano de 40 años, fue detenido el 21 de julio de 2009 cuando funcionarios cubanos registraron su vivienda y se incautaron de materiales de construcción que estaba utilizando para remodelar el inmueble. Ha pasado 11 meses y un día preso en espera de un juicio por tener dos sacos de cemento en su casa, otra prueba más de la arbitrariedad de un régimen enloquecido. –¿Cuál es su situación penal? ¿Va a cumplir la condena que le han impuesto?–Después de once meses y un día en prisión provisional en la cárcel Valle Grande en la periferia de La Habana, el pasado día 22 tuvo lugar el juicio. Me acusaron de dos delitos comunes y la jueza me condenó a una sanción de un año por el delito de receptación y tres meses por atentado. Dictaminó una condena conjunta de trabajo correccional sin internamiento y se me permitió salir de prisión. El abogado defensor demostró que no cometí ninguno de los dos delitos y por tanto no acepto bajo ningún concepto ninguna condena por delito común. Todo el mundo sabe que soy inocente y que esto lo armaron las autoridades para castigarme por mi labor política en favor de los derechos humanos en Cuba.–Si se declara en rebeldía ¿qué puede ocurrile?–Nadie ha vuelto a conversar conmigo y si vienen a decirme que tengo que cumplir algún tipo de restricción les estaré esperando con la maleta hecha, porque si no acepto esta condena menos aún restricciones a mi libertad. Prefiero regresar a la cárcel por el tiempo que sea.–Supongo que es consciente de que puede enfrentarse a una nueva condena más severa...–Plenamente consciente. Asumo un siglo en prisión antes que un solo día sometido a los Castro, con las libertades restringidas por una condena arbitraria. Prefiero pasar toda mi vida preso y en mi casa les estoy esperando. –¿Por qué es delito tener dos sacos de cemento en su casa, unas planchas de hierro y un par de ventanas?–Adujeron que eran bienes ilegales, aunque se venden en todas las tiendas que aceptan dólares. Se lo llevaron todo y tengo mi casa sin dos ventanas. Todos esos materiales me los había regalado mi familia para hacer arreglos en la casa.–¿Y cuál es el problema?–Ninguno. El delito de receptación de bienes ilegales exige que la Fiscalía pruebe que esos bienes se obtuvieron de forma ilegal. –Es surrealista que haya pasado 11 meses preso por un hecho que sólo es delito en Cuba y quizá en Corea del Norte.–Surrealista, ésa es la palabra. En realidad la causa fue que yo estaba por entonces invitando a los opositores a reunirse en el Malecón de La Habana. El régimen estaba muy temeroso porque coincidió con la revuelta verde en Irán, por eso montaron esta farsa. –¿Qué siente cuando se lo llevan preso, cuando llega a la cárcel?–Desde el registro, durante el cual me golpearon en presencia de mi mujer porque me negué a que lo realizaran sin mostrarme una orden, hasta que me llevan preso pasan 12 días en los que no tengo noticia alguna. Entonces, una mañana a las siete me levantan y me llevan preso. Cuando llego a prisión en media hora estaba con la cabeza rapada y decenas de asesinos a mi alrededor. Es un drama muy duro perder la libertad de forma injusta. –¿Qué trato le dan los militares?–Cruel, inhumano y degradante. Las condiciones son deplorables y hay un gran hacinamiento. Menos de medio metro de espacio para cada preso. Presos durmiendo en el suelo. Una galera con 110 o 120 presos. Los primeros 25 días dormí en el suelo porque no había camas. El hambre es tremenda y el calor, insoportable.–¿Cree que es sincera la intención del régimen de negociar la liberación de presos políticos? –Su único interés es ganar tiempo. Aquí ya no hay forma de sobrevivir por el fracaso de este régimen totalitario. Ya el subsidio no funciona, no se pueden construir más prisiones ni formar más policías. El pueblo está al límite por las penurias que se viven. Hay mucho sufrimiento, desabastecimiento y tensión social. Estamos al borde de un estallido social. Una epidemia de dengue o un ciclón nos podría llevar a eso.
UNA LUCHA HEROICA«Mi hijo está aterrorizado»Darsi Ferrer tiene dos hijos. Un varón de 20 años que vive en Pinar del Río y un niño de ocho años fruto de su relación con su actual mujer, Yusnaimy. Cuando se le cuestiona por los riesgos que entraña para su hijo su activismo, este médico de 40 años no duda lo más mínimo. «Asumimos grandes desafíos por enfrentarnos a una maquinaria represiva totalmente despiadada. Pero no permanecemos pasivos y menos cuando tratan de discriminar a nuestros hijos. Nosotros no hacemos daño, luchamos por la libertad de los cubanos. Queremos reformas. Por eso si detecto que están discriminando a mi hijo en la escuela no lo permitiría. Conmigo puedo ser más flexible, pero no por mi hijo. Maltratar a un niño de ocho años está fuera del guión». Esto no quita para que su hijo esté traumatizado. «Ha visto cómo nos golpeaban, a su mamá y a su papá. Está nervioso. En la escuela se atrasó, se orinaba por las noches. Estaba aterrorizado. Aún no comprende el porqué. Es demasiado complejo».
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