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Cuando hay sequía por Antonio PÉREZ HENARES

Cuando hay sequía por Antonio PÉREZ HENARES
Cuando hay sequía por Antonio PÉREZ HENARESlarazon

El problema de España no es que sólo nos acordemos de Santa Bárbara cuando truena, que también, aunque por estos pagos no sea precisamente el trueno lo abundante, sino que sólo nos acordamos del agua y de guardarla y cuidarla cuando llega la sequía. O sea, cuando no truena ni con rogativas.
Es tan recurrente la historia como nuestra pertinaz estupidez, tan pertinaz como la mentada, temida y en cuanto caen cuatro gotas y se llena un pantano, sequía. Cosa que con regularidad inexorable sucede cada cierto tiempo en ciclos angustiosos que llenan telediarios y discursos. Para acabar en no hacer nada.
Lo último que pasó fue lo del Plan Hidrológico Nacional que, como era algo de sentido común, racional y unificador, fue lo primero que se cargó un presidente que tuvimos que se llamaba Zapatero y una ministra talibán que aún sigue dando doctrina por el PSOE y que se llama Narbona. La vieja idea del agua como bien común de los españoles, la de trasvases y pantanos no es facha ni cosa de Franco. Era de mucho antes y bandera del progreso y de la izquierda desde Joaquín Costa, pasando por Indalencio Prieto hasta el mismísimo Borrell. Los progres de ahora abjuraron de ella y la convirtieron en satánica, mientras anudados a cuatro collas de ecologistas iluminados, beatificaban la tontuna carísima de las desaladoras.
Mala cosa fue el abortar aquel intento, pero aún lo fue peor el hacer añicos algo que parecíamos tener al menos claro. Que el agua era de todos. Regresar a ello es ahora una tarea de titanes tras la vuelta al tribalismo, a que el arroyo es de donde nace y el Ebro de por donde pasa.
 Quizás si viene un lustro de sequía nos regrese, cuando ya no tenga remedio, la cordura. Pero mientras y por favor, que llueva.