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OPINIÓN: Ujfalusi cazador cazado

OPINIÓN: Ujfalusi cazador cazado
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Un tipo sin palabra
Tomas Ujfalusi no es criticable por haberle dado un patadón al hombre equivocado. Si el victimado por su imprudencia no hubiese sido el mejor futbolista del planeta, lo habrían suspendido por un partido… en el improbable caso de que el árbitro lo hubiese expulsado. Al fin y al cabo, pertenece al Atlético de Madrid, tercer escalón en la escala Villar de mimos reglamentarios. Una entrada con lesión leve a Messi o a Cristiano Ronaldo comporta penas de cárcel; si es al Kun Agüero, arresto domiciliario; pero cuando un defensa caza a Capel o a Navas, es que los chicos son unos teatreros. Desde provincias, no tenemos nada que decir cuando las armadas mediáticas de los grandes se enzarzan. Figo retiró del fútbol a César Jiménez, del Zaragoza, y hubo actos de desagravio público por las críticas que recibió el portugués.
Nada que decir de la agresividad de Ujfalusi. Lo que retrata al checo es una felonía cometida antes de fichar por el Atlético. Estando en la Fiorentina, acordó firmar por el Sevilla, pero la intervención de un representante listo lo terminó por llevar al Calderón.
Esa bella persona que dicen sus defensores que es, se ciscó en la palabra dada, en los contratos suscritos y en la planificación de un club que había trabajado durante meses para ficharlo. Además de tunante, torpe: la jugarreta no sólo le ha costado los varios títulos que ha dejado de ganar por su mala elección, sino cerca de un millón de euros que un juzgado le ha condenado a pagar por su incumplimiento. Pretender que respete el reglamento un tío que rompe así los compromisos es como pedirle a King Kong que pinte La Gioconda con guantes de boxeo.
Lucas Haurie



Clase noble
Como siempre, empezaré la casa por el tejado: nadie decente se puede haber alegrado por la lesión de Messi, ese jugador hipnótico que nos alegra a todos los domingos. Messi se llevó un patadón que no parecía tal pero, al verle quejarse tanto, nos preocupamos. Porque Messi, simplemente, no es de los que se quejan. Recibe y recibe y no se queja. Si Alves, es un poner, recibiera lo que Messi, veríamos el fútbol tomando tila. Messi, por su ejemplar trayectoria, no sólo se merece que no se le den patadas, sino también que se le crea cuando se queja. Con Ujfalusi pasa lo mismo. Ujfalusi es un tipo duro, un defensa corpulento de los que marcan territorio, un futbolista a la antigua usanza, de los que no fingen, no rehúyen el choque y no toleran las tomaduras de pelo, pero rara vez le he visto hacer una entrada fea desde que vino a España. También es un tipo noble, con muy pocas expulsiones en su carrera, pocas amarillas y casi ninguna entrada para el recuerdo. Tomás asusta porque tiene pelo y barba de bárbaro, planta de guerrero godo y una sonrisa de ésas que a una le hacen dudar si ponerle ojitos o cambiarse de acera. A Ujfalusi le han querido crucificar; curiosamente, la desproporcionada presión mediática le va a convertir en ídolo de la grada del Calderón, algo que por cierto ya se había ganado por derecho. Ujfalusi se pasó de frenada, lesionó a Messi y pidió mil disculpas; pensar en algún tipo de intencionalidad supone desconocer totalmente su trayectoria. Como Messi, merece que se le crea cuando se disculpa y se le respete cuando juega. Nos gusta el fútbol porque en él conviven Messis y Ujfalusis, a veces chocando desgraciadamente pero siempre con nobleza. Que así siga.
María José Navarro