Estreno
Billy la niña
Ser una persona de tu tiempo suponía a veces usar levita y ahora, por ejemplo, retransmitir tu vida, minuto a minuto, en Facebook.
También en todas las épocas hay quien supo vestirse de vanguardia con retales del pasado. Zo Brivinyer (Madrid, 1982) está comprometida con el análisis de la violencia, y, amigos, para eso nada como el antiguo Oeste. Mientras el teatro «indie» cubre el escenario de vómitos (en el sentido literal: comida mal digerida que embadurna la tarima en toda obra contemporánea que se precie; y metafórico: monólogos nihilistas sin más acción que el ritmo acelerado del lamento), regresa al circo de Buffalo Bill cuando atraca en una colonia penal para delincuentes. La pereza inicial del lector ante otro episodio de adolescentes marginales la vence la autora con la puntería de sus personajes, que, como un forajido de éxito, disparan (sus textos) de forma rápida y precisa. Asfixiados por el régimen nazi que impone su cuidador, contraponen sus maneras de evadir una vida entre barrotes: no dormir, como Samule, no pensar, como intenta Pascal... Brivinyer dota de una sensibilidad muy actual al personaje femenino, Calamity Jane, que habla y piensa como una mujer de ahora aunque la obra transcurra en 1900. Tan incapacitada para la felicidad como Liddel, Brivinyer evidencia las contradicciones de Calamity en la trama, que es el trayecto que separa a un personaje de una persona. Premio Calderón de la Barca 2010, Brivinyer nos ayuda a confiar en que la acción teatral es posible en el teatro post-contemporáneo.
«El deseo de ser infierno»
Zo Brivinyer
c. de documentación teatral
212 páginas,
10 euros.
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