Fuerzas Armadas
Un presidente en tierra hostil
Zapatero llegó a su último desfile del 12-O con la mirada baja. Con la pesada carga de quien tiene que soportar un trámite más en su interminable despedida. Pero esta vez se le hizo más llevadero. Por primera vez, no escuchó ni los pitos ni los insultos. Aunque los hubo.
El blindaje «antiabucheos» desplegado por Defensa dio sus frutos. En su última misión, Carme Chacón no defraudó al presidente y convirtió la tribuna en una burbuja sonora. Toda una gesta que le ha dado muchos quebraderos de cabeza.
Su primera idea, hace un año, fue poner en marcha un protocolo contra los malos modales, pero desistió. Más que nada porque la educación y el respeto no pueden imponerse. Pero la ministra no tiró la toalla.
Su nuevo plan consistía en cambiar el recorrido del desfile y en situar al público lo más lejos posible de la tribuna. También tenía que despistarle.
Porque, aunque había pantallas y megafonía, curiosamente, nadie avisó de la llegada de Zapatero. Algo chocante, lo de pillar desprevenido, si se tiene en cuenta que querían acercar la Fiesta Nacional a los ciudadanos. Pero bueno, para eso ya estaban abiertos los museos y los cuarteles generales.
No hay que olvidar que la ministra, en su último desfile, no solo tenía la misión de frenar los improperios. También perseguía desmilitarizar la Fiesta Nacional. Además de las actividades lúdico festivas a parte, incluyó en la lista de personalidades a una variada representación de alcaldes y dejó fuera a muchos generales.
Esa impronta «civil» la ha querido imprimir en cada rincón de su Ministerio estos tres últimos años. Chacón se va con sus ansias desmilitarizadoras a otra contienda mucho más compleja. La de intentar que su partido no se hunda en la miseria tras el 20-N. Aunque ésa es otra batalla.
Blanca Basiano
Analista política y periodista de Antena 3
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