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Tirarse a la piscina

La Razón
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Aunque afortunadamente el verano haya terminado –nunca más fácil caer en aquello del largo y cálido verano, cuando las primeras lluvias, incluso el frío, asoma por las rendijas, proclamando que estamos en otoño–, hay muchos en los medios periodísticos que se siguen tirando a la piscina, sin el flotador de la certeza en las noticias que dan. Hace tiempo en diferentes publicaciones se insinúa, incluso se afirma, que en empresas participadas por el Duque de Palma hay dudosas operaciones con la trama de corrupción mallorquina. No conozco si lo que se cuenta es verdad, media verdad, que termina siendo la peor de las mentiras o simplemente no hay nada. Pero no se puede estar presentando al duque como si estuviera involucrado en algún tema dudoso. En estos problemas, la justicia, cuando se trata de personajes públicos, tendría que dejar claro a la mayor brevedad si tienen imputación o no son ciertas las acusaciones. Una persona anónima no padece en semejante circunstancia el juicio popular y mediático. Muchas veces personas como el Duque de Palma quedan ante la justicia exoneradas de cualquier delito, pero esto no implica que su buen nombre se restituya ante la opinión pública. Ya ven que últimamente me deslizo a temas que no proceden en mi repertorio, pero también lo puedo llevar a mi terreno. Comentando los glamurosos premios Telva, algunos compañeros se han tirado sin flotador a la piscina. Se comentaba que la Infanta Cristina no había acudido a presidir estos galardones por el temor a ser preguntada por los negocios de su marido, como si las infantas cuando asisten a un evento hicieran una rueda de prensa. En cuanto a doña Elena, otros decían que no asistió como era habitual, porque hay un torero por medio; esto se dice y que cada uno ponga al matador donde le apetezca. Pero no acierto a comprender que la amistad más o menos intensa que la Duquesa de Lugo tenga con un taurino, en el caso de que este asunto sea cierto, sea incompatible con asistir a una fiesta. Entiendo que si las infantas no asistieran a un acto de Estado, de obligado cumplimiento para los miembros de la corona, se especulara sobre ello. Pero no tienen obligación de asistir a una celebración privada, por muy importante que sea.