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John Stirrat: «Sabemos que hemos decepcionado a cierta gente»

Cuando muchos pensaban que las bandas que trascienden la música y son en sí mismas un debate o un párrafo en la historia se había terminado antes de los ochenta, llegaron Wilco, lo mejor que le ha pasado al rock desde entonces

Los seis de Wilco en la actualidad: más que un grupo de rock
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Liderados por Jeff Tweedy, al que le precede su leyenda de atormentado, de la formación original sólo queda un superviviente, el bajista John Stirrat, que habla desde Chicago sobre «The Whole Love», su último disco, que presentan en Madrid en el Heineken Music Selector, y después en Barcelona, San Sebastián y Vigo, del 1 al 4 de noviembre.

-Están en un estado de gracia y de comunión en la banda. Ya se han pasado las turbulencias...
-Sí. Me siento afortunado de que haya interés en España después de todos estos años, y, como fundador, estoy feliz de tener un grupo maravilloso de tipos con los que tocar.

-Sus discos se juzgan con severidad. ¿Sienten más presión?
-Sí, por supuesto que sí. Tenemos una reputación. Cuando hay gente que paga cierta cantidad de dinero para ir a verte en todo el mundo, comienzan las presiones y sabemos que hemos decepcionado a gente a lo largo de los años. Pero los seguidores vienen y van, y nosotros seguimos queriendo hacer un gran álbum para seguir interesando. Está ahí la presión, la sentimos.

-¿Lee las críticas?
-Sí, las leo. En los años anteriores intentaba hacer como si fuera 1968, sin leer, vivendo off-line, pero ahora es difícil no leerlas.

-Combinan la cantidad justa de tracidión y experimentación. ¿Qué método siguen?
-Generalmente partimos de las canciones que Jeff [Tweedy] trae, que a veces son más completas y otras sólo el esqueleto. Y cuando tienes que completar una canción, es interesante la manera de darles forma. Nos movemos en dos coordenadas imaginarias, a veces buscando una especie de «country espacioso» y otras en algo que sugiera «agro experimentación rock». Y cuando hacemos un disco tratamos de acomodar todo eso sin tener que hacer un álbum doble (risas). Ese, para ser honesto, es el verdadero desfío para grabar un disco, a veces resulta desesperante.

-En lo musical, ¿funcionan como una democracia?
-Sí, discutimos las cosas. Él [Tweedy] siempre busca un enorme nivel comunicativo, y es mejor cada vez acomodando a todos. Somos una banda grande, de seis músicos, y siempre busca que todo el mundo esté involucrado, aporte su opinión. Y eso se ha notado más en el último trabajo, que es más rico en detalles. Jeff es muy detallista, muy concentrado en su trabajo, pero también de espíritu bastante igualitario.

-¿Cómo ensamblan las partes?
-Bueno, partimos de una actitud de abrir la mente. Luego todo surge de una especie de improvisación donde cabe cada una de las personalidades. Estamos todos en todas las canciones del disco.

-El título del álbum iba a ser otro. ¿Por qué lo cambiaron?
-Habíamos pensado en llamarlo «Get well soon everybody» («Que os mejoréis todos pronto»), porque queríamos darle un estilo de esas postales de felicitación o de hospital que se compran en una tienda de la esquina. También la portada iba a tener esa estética, pero entonces recordamos que con «The album» hubo gente a la que no le gustó esa portada humorística. Nos dimos cuenta de que teníamos que ser fieles al contenido del disco y un título humorístico no encajaba.

-¿El nuevo trabajo es pesimista?
-Puede ser, aunque sobre las letras habría que preguntarle a Jeff, pero sí: las canciones, tan llenas de amor y de odio, tienen algo de eso. Me gusta que lo digas, porque es verdad: se titula «The whole love» y es bastante oscuro... esa ambigüedad es lo que atraía a Jeff. Por ejemplo, en «Born alone», la letra es pesimista, y, en cambio, el tono de la canción es siempre ascendente.

-Con la situación en EE UU y Europa, ¿se atreverían con un disco político?
-A muchos nos apetece. Hay grandes músicos que lo han hecho y cuando se hace bien, es increíble. Ya nos acercamos un poco en «Mermaid avenue», pero es tan difícil... Creo que Jeff está más interesado en las políticas de la mente y del corazón.

 

Filias, fobias y el número 11
Invocar su nombre ya genera debates encendidos sobre clases: aristocracia (seguidores) contra proletariado (críticos) del rock. Incluso hubo quienes se borraron de sus propias filas cuando, en varias ocasiones, se les ha acusado de «entregarse a un estilo comercial». Escuchar el último disco saca de dudas: de comercial, nada. Aunque no les ha ido mal: son «número 5» de ventas en EE UU, y «número 11» en España, mucho mejor que en Inglaterra, donde son poco queridos (30).
 

 

Dónde: Teatro Circo Price. Ronda de Atocha, 35. Cuándo: martes, 1 de noviembre. Cuánto: entradas agotadas