OPINIÓN: Patrimonio de nadie

Si fuesen sinceras las protestas de adhesión a la Constitución de 1812 que hacen en estos primeros días del año del bicentenario políticos de toda laya, alguno se habría tenido que tatuar en la frente su artículo segundo. «La nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona». Añadamos para actualizar que tampoco debe pertenecer a la casta política, significativamente a quienes permiten que sus hijos (ah, la pulsión hereditaria de los sátrapas) estén en la cúspide de una trama delictiva, por citar textualmente un informe policial, y a los que malversan el dinero público para dárselo a camellos y proxenetas. Curioso el concepto de redistribución de la riqueza que tienen algunos socialistas, si atendemos al testigo que afirma haber gastado junto a un alto cargo de la Junta el dinero del ERE en cocaína y puticlubs. Después de treinta años de gobierno, era casi lógico que los miembros menos dotados intelectualmente del PSOE cayesen en el error de pensar que lo público era patrimonio del partido. Por eso es necesaria la alternancia, antes de que lo amoral dé paso a lo delictuoso. Que gane el PP en marzo pero que no ocupe San Telmo hasta 2040 porque nos veríamos en las mismas.