Cambios en el PP
Tierno Galván
Ruiz-Gallardón es un político listo, muy listo. De nuevo le vuelve a pasar por la izquierda al PSOE. Lissavetzky ha estado un poco lento -el gen competitivo que va en el cargo de Secretario de Estado para el Deporte se ha quedado allí, en el despacho de antaño- al rescatar los bandos municipales de Enrique Tierno Galván sobre ciertas conductas poco decorosas o directamente sucias de los madrileños.
Sinceramente, en veinticinco años hemos cambiado poco: seguimos siendo un poco guarretes: todavía hay que esquivar las defecaciones de los perros mientras se anda por las aceras, dejamos el coche donde nos place a falta de plaza, y confundimos la algarabía con el ruido. Bien es verdad que se ha intentado calmar estas pulsiones a golpes de multa, pero ni por ésas. Suben los decibelios por cortesía de nuestras cuerdas vocales cada vez que nos encontramos con una de ellas.
Pero, insisto, que Ruiz-Gallardón sea quien traiga al presente a Tierno Galván tiene guasa. A Juan Barranco, a quien el viejo profesor llamaba «Juanito Precipicio» por su carácter impulsivo, debe estar jurando en arameo.
Uno de sus escritos más celebrados se refería a la costumbre, en cuanto llegaban los primeros calores, de tirarnos «en cueros vivos» a la primera fuente que veíamos, Tierno Galván dixit.
El actual y futuro alcalde de Madrid ha recuperado las reflexiones de cómo para aplacar unos calores se pueden activar otros ante la desnudez del prójimo para disuadirnos de tal práctica, que para eso ya están las piscinas. Vale, pero yo lo interpreto de otra forma: Gallardón recupera este bando para decirnos implícitamente que en la futura playa del río Manzanares (cuando la vea por fin me van a dar vahídos) no habrá ni un centímetro para uso y disfrute de los nudistas. Así funciona Gallardón: si los «progres» le acusan de ser un acomplejado, saca las palabras de Tierno y los calla a todos.
Listo, muy listo.
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