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Guido y el osito amoroso

La Razón
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Es todo amor. No lo puede disimular. Le gusta repartir abrazos. Creo que debería fundar «Abrazos sin Fronteras» para promover el amor universal y la paz en el mundo. Cualquier momento es bueno para dar un abrazo a un desconocido y transmitirle esa visión del mundo feliz según Trini. Una imagen vale más que mil palabras. Me resultó enternecedor ver cómo se abrazaba a su colega alemán como si fueran dos amigos íntimos que llevaban una década sin verse. Guido Weterwelle es alto, por lo que Trini lo cogía tiernamente de la cintura. No la conozco, pero si un día me la presentan le pido un abrazo. Lo bueno de Trini es que es tan auténtica como espontánea. Es una mujer feliz y lo transmite sin importarle el protocolo. Como en los años de la facultad: compañeros, colegas, camaradas... Creo que debería hacer un libro de sus abrazos más famosos. Hay quien colecciona tarjetas, tapones o llaveros. La intrépida ministra tiene ahora la misión de cambiar el mundo con sus abrazos.