Francia

A por la fea por Andrés MURIEL

La Razón
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Menos mal que Cajasur era la fea de la fiesta. La fea con unos activos puestos en almoneda por la carcoma del riesgo inmobiliario, con la tensión de la solvencia por las nubes, con las «avarices» –que se dice en mi pueblo– de árbol viejo abrazándole el extravío. Menos mal que era un «caramelo envenenado» pocos días antes del frustrado maridaje con Unicaja, al que los curas la habían llevado supuestamente opaca como un burka, como un niqab de esos que están prohibiendo ahora los ayuntamientos en España y Francia. Menos mal…menos mal.
La ex caja de la Iglesia no ha tenido tantos novios en su vida. Ni tan peleones.¡Qué pensarán las sotanas! El BBVA, el Banco Sabadell, la BBK, Caja Madrid, Banca Cívica y hasta las irreconciliables Unicaja y Cajasol van a pujar juntas para levantar el último dedo de la subasta. Cada novio está llevando los agasajos en canastas de mimbre al gobernador del Banco de España: vuelta a la Edad Media en el siglo de XXI, el de las pompas inmobiliarias y la economía mariposa. Unicaja y Cajasol prometen ante la Corte que Cajasur seguirá siendo califal, andaluza y la última gran ficha para ensamblar la caja única autonómica. El Sabadell lo resume en tres puntos: mantener la marca, salvaguardar la mayor parte de la plantilla y la apuesta por Córdoba como centro de su actividad financiera. Caja Madrid, el BBVA y la BBK enseñan la fornida solvencia, la musculatura. Antes de que el Banco de España adjudique la fea el 8 de julio al afortunado pretendiente, habrá porfías y duelos de mesa camilla. Puede pasar cualquier cosa. Ya está pasando. ¿Quién se imaginaba que Arenas y Griñán se iban a poner por primera vez de acuerdo en algo y precisamente en la creación de una gran caja andaluza? La gran caja, la que hasta antier era para el Partido Popular únicamente el retiro arcádico de Manuel Chaves, como Narcís Serra en Caixa Catalunya, que por cierto también anda, como todas las cajas de España, en preparativos de boda. Mientras se negocian las nupcias, hay 3.000 tíos de Cajasur que no han decidido aún si tirar arroz o coger piedras. Están al acecho, esperando si hay o no buen juntamiento. Dependiendo de quién coja a la fea del brazo el 8 de julio montarán, o no, otra vez las barricadas. ¡Viva el Frob!