País Vasco

Arbitrarios

La Razón
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La Guardia Civil detuvo a 34 personas en Gran Canaria por venta ilegal de hidrocloruro de clembuterol para engordar ganado. Fue el pasado mes de mayo, no hace tanto. Dos años atrás, en julio de 2008, doscientos terneros fueron inmovilizados en Madrid al descubrir clembuterol en una res de El Boalo y en otra de Arganda del Rey. Al reventar el «caso Contador», el Seprona investigó algunas explotaciones ganaderas del País Vasco. No hay noticias de bovinos contaminados. Pero hay que mojarse y yo creo más en Alberto Contador que en la UCI de McQuaid y sus secuaces porque éstos se me antojan más culpables que el ciclista, dados sus antecedentes y sus recientes enjuagues. Huyo de quienes agrupados en torno a la presunción de culpabilidad evitan el contacto, incluso verbal, con aquellos que entre foto y medalla les sirvieron para edulcorar su imagen. Algunos confunden prudencia con cobardía y critican a quienes defienden al deportista, a la persona,y anteponen a cualquier juicio paralelo la presunción de inocencia. El proceso que se sigue contra Contador es, por irregular, sonrojante: sus defensores de ayer hoy le quieren condenar, no se aclaran. Cuando los procedimientos son más inquisitoriales que rigurosos hay que poner pies en pared y exigir responsabilidades, no huir de la zona.

Cuando, como en el «caso Marta», los indicios no son pruebas, las escuchas son interpretaciones y las sospechas de un entrenador despechado –Mariano Díaz– son insidias, hay que revisar documentos y conciencias.


Al tramposo habría que sancionarle a perpetuidad, también a quienes confunden la gimnasia con la magnesia o la justicia con la arbitrariedad.