Atenas

Ultimátum: la UE cierra el grifo a Grecia

Era uno de los peores escenarios posibles y tanto Nicolas Sarkozy como Angela Merkel creían haberlo evitado. Sin embargo, los países de la eurozona llegan al G-20 que hoy arranca en Cannes con la crisis de la deuda más enquistada que nunca tras el referéndum al que el primer ministro de Grecia quiere someter el plan de rescate adoptado con tanto sudor y esfuerzo.

Papandréu cenó ayer en Cannes con los principales dirigentes de la UE, la CE, el Eurogrupo y el FMI en la jornada previa a la cumbre del G20
Papandréu cenó ayer en Cannes con los principales dirigentes de la UE, la CE, el Eurogrupo y el FMI en la jornada previa a la cumbre del G20larazon

CANNES- Pero ninguno de los dos miembros del binomio franco-alemán estaban dispuestos a darle más tregua al premier griego Yorgos Papandréu, convocado –que no invitado– ayer a Cannes para explicarse ante los responsables de la UE, Herman Van Rompuy y José Manuel Durao Barroso; el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker; y la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Y así fue.

Referéndum el 4 de diciembre
En la cena, una cita con aires de reprimenda y llamada al orden para recordarle al primer ministro griego que la solidaridad europea –un plan de rescate que cancela el 50% de la deuda helena y amplía el fondo de estabilidad financiera (FESF) al billón de euros–, los líderes decidieron congelar la ayuda de 8.000 millones de euros a la economía helena, procedente del primer plan de rescate, hasta que el país ejecute los ajustes pactados el 27 de octubre y se sepa el resultado del referéndum convocado por Papandréu, que ayer anunció que se celebrará probablemente el 4 de diciembre. Grecia pretendía cobrar el sexto tramo del primer rescate a mediados de este mes.

El órdago de Papandréu ha exasperado a la clase política europea y cada vez hay más voces que evocan sin tabú la salida de Grecia de la eurozona. Merkel se mostró tajante al señalar que «necesitamos un euro fuerte, con o sin Grecia». La canciller alemana asegura de esta forma que la UE estará preparada para el caso de una salida de Grecia del euro.
«Siempre es legítimo preguntar al pueblo, pero también está claro que no podemos estar en una situación de incertidumbre prolongada», señaló Sarkozy en rueda de prensa conjunta con la canciller. «Haremos todos los esfuerzos –para que Grecia siga en el euro–, pero corresponde al pueblo griego contestar a esta pregunta», añadió el dirigente francés.
Presión

París y Berlín esperan que el Parlamento griego adopte el plan de ajuste antes de que se celebre la consulta –esto es, antes del 4 de diciembre–, y reiteraron su voluntad de hacer cumplir a Grecia las medidas, no sólo porque renunciar a dicho plan arrastraría a otros países a un contagio, sino porque si Atenas no colabora, las ayudas podrían cesar inmediatamente.
Según el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, que llamó a la «unidad nacional y política» en Grecia, las consecuencias de un rechazo son «imprevisibles».
«Claridad» es lo que la canciller alemana exigió ayer al socio griego, al que reprochó haber firmado un acuerdo sin mediar palabra sobre su intención de convocar un referéndum. «En nombre de la cooperación europea, hubiera preferido haber sido informada previamente», aseguró Merkel.

Si Grecia no recibiera este nuevo tramo de ayuda, la quiebra parece asegurada. Aquejada de un elevado déficit, la economía del país no podrá sostenerse sin asistencia externa hasta 2020, según Christine Lagarde, directora genrente del FMI, que instó ayer a que las autoridades griegas acometan las reformas para recuperar cuanto antes la senda del crecimiento.

El golpe de timón griego ha trastocado, y de qué manera, la agenda de Cannes, donde a partir de hoy los 20 países más ricos van a mirar de reojo a sus socios de la moneda única, y ha truncado la estrategia de Sarkozy para este G-20, bajo su presidencia. El líder galo, que esperaba,simplemente, presentar el plan de rescate griego como signo de confianza y estabilidad de la zona euro, va a tener que convencerles de su credibilidad. Sobre todo si quiere que China, con cuyo presidente, Hu Jintao, cenó ayer, invierta en el Fondo de Estabilidad. Por de pronto, hoy ha convocado a los líderes para hablar de Grecia.

 

Dublín y Lisboa pagan el pato
La decisión de Papandréu ha tenido un efecto inmediato en el mercado de deuda. El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) ha aplazado la emisión de 3.000 millones en bonos a diez años prevista para esta semana para financiar el rescate de Irlanda, dada la «incertidumbre y la volatilidad» de los mercados. Por su parte, Portugal no logró colocar el rango máximo previsto de 1.500 millones de letras a tres meses pese a elevar el interés.