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El Gobierno prevé que el límite de déficit se supere entre 15 y 2 puntos

El guión que ha adoptado el Ejecutivo para hacer frente a la crisis es justo el inverso del que siguió el Gobierno socialista. Es decir, que su estrategia pasa por pecar de pesimista, si cabe, y no generar expectativas, como en la anterior etapa, que lleven a los ciudadanos a perseverar en la frustración.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, a la salida del Congreso
El ministro de Economía, Luis de Guindos, a la salida del Congresolarazon

MADRID- De antemano advierten, por ejemplo, que todo el primer semestre de 2012 será malo para el empleo y que habrá que esperar hasta la segunda mitad del año para que sea el sector servicios el que comience a generar puestos de trabajo.

Una de las claves del primer ajuste del gasto público que aprobará el Consejo de Ministros el viernes está en el dato final del déficit con el que se cierre 2011, cifra que aún no conocen y que depende, además, del «volumen de facturas en los cajones» que haya en cada Ministerio, según fuentes del equipo económico del Gobierno. Precisamente los ministros están valorando bajo cuerda estos días el alcance de este gasto no contabilizado, hasta dónde puede llegar el déficit y cómo administrar esa herencia dentro del «ejemplar» proceso de traspaso de poderes que ha bendecido el propio Rajoy.

Hacienda matiza a Economía
En una primera estimación el Ministerio de Economía señaló ayer que el ajuste del viernes podría estar alrededor de los 4.000 millones de euros, lo que en teoría sería la parte proporcional al primer trimestre del año del total de los 16.500 millones de euros que en el mejor de los casos habría que recortar en el conjunto de 2012 para cumplir el objetivo de déficit público del 4,4 por ciento. Aunque las mismas fuentes precisaron horas más tarde que la cifra estaba abierta, aceptando así la corrección hecha por Hacienda, que es el Ministerio encargado de cuadrar el círculo.

El trabajo le está resultando especialmente complicado al ministro Cristóbal Montoro por la cercanía del aterrizaje del nuevo equipo gubernamental y porque todavía no está ni armada la estructura de cada ministerio –el grueso de los nombramientos irán al Consejo de Ministros de este próximo viernes–.

Aunque el Gobierno aún no tiene la información final del cierre del ejercicio, lo que les está llegando en estos primeros días está alimentando la sospecha de que el déficit de 2011 será «muy malo». Podría irse al 7,5 o al 8 por ciento, cuando el límite está en el 6 por ciento. Esto exigiría una poda draconiana en los Presupuestos Generales del Estado de marzo ya que por cada punto de desviación hay que sumar 10.000 millones extra de tijeretazo en el gasto público.
El presidente del Gobierno explicó ayer que la reunión de su Gabinete del viernes tendrá un carácter técnico y que servirá, sobre todo, para lanzar señales sobre su compromiso con la contención del déficit. Pero las decisiones importantes y más difíciles –puntualizó– llegarán en los próximos meses, entre ellas la reforma laboral y la financiera. Rajoy y su equipo económico están convencidos de que el tiempo apremia para sacar adelante estas medidas, si bien cuentan también con una tregua de seis meses después de que el Banco Central Europeo (BCE) haya inundado de liquidez los mercados.

En relación a la reforma financiera, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, defiende que se produzca una segunda oleada de fusiones sin coste para el Estado. Eso sí, sigue sin dar una señal definitiva sobre el futuro de ese «banco malo» que podría acumular los activos tóxicos de todas las entidades financieras.