Coinciden en los periódicos noticias de dos mujeres que practican un timo poco conocido por estos lares destinado a darle el santo a los ancianos que viven solos. Una actuaba en Madrid, se llama Y., es de ascendencia cubana, tiene 31 años y ha sido hallada culpable de un delito continuado de estafa por el que se apropió de bienes de un hombre de 87 años, Juan, al que convenció para que vendiera sus propiedades para comprar un chalet que pudiera poner a su nombre. A cambio, o no se sabe si a la vez, o de forma constante, la chica prometió cuidarle todos los años que le quedaran de vida, la muy condenada.Si se fijan, la uruguaya, de 46 años arrestada el 10 de julio, en Alicante, se dedicaba a lo mismo, aunque con una vuelta de tuerca. En su caso, mantenía a «su pareja», un hombre 32 años mayor que ella, a base de tranquilizantes que lo colocaban en un estado de semiinconsciencia: todo el día adormecido. Y así durante al menos catorce meses. La joven sólo permitía que el hombre saliera para ir al banco y sacar dinero. Ninguna otra cosa podía hacer puesto que le mantenía vigilado. Según la investigación, la mujer obligó al hombre a vender propiedades por valor de 270.000 euros, que luego iba sacando de la cuenta y los trasladaba a la suya, hasta la cifra de 250.000 euros. Junto a la titular de la vivienda fue detenida una colaboradora, acusada de complicidad. Una paisana que, al parecer, le ayudaba con las tareas del hogar y con el lento exprimir de los fondos del varón. La investigación, en Alicante, la desencadenó la Brigada de Policía Judicial-Udyco, después de que el hombre se sacudiera la vigilancia y denunciara a su secuestradora.Tal y como se ve, si se superponen los casos, aunque uno sucediera en Madrid y otro en Alicante, uno lo cometiera una cubana y otro una uruguaya, los dos son parte de una industria del crimen, un procedimiento importando que amenaza a cuantos españoles maduritos se niegan a envejecer y ocuparse de las actividades propias de su edad. Los policías imputan a la mujer de Alicante detención ilegal, robo con violencia, intimidación y coacciones. Una vez realizado el registro en su domicilio, se encontraron pastillas que inducen al sueño. Las dos mujeres pasaron a disposición judicial. Algunas pruebas pueden funcionar en su contra como los medicamentos incautados, las cartillas bancarias y papeles relativos a la propiedad de fincas, junto con otra documentación que los agente sospechan forman parte de proyectos futuros de la detenida. En su país de origen se detectaron dos transferencias a su favor de 68.000 euros. A la chica cubana, que ejercía el mismo procedimiento en Madrid, la sentencia le supone una fuerte personalidad para doblegar la voluntad del anciano, hasta el punto de que le cedió ante notario, el 13 de julio de 2007, un poder para disponer de todas sus propiedades.Y. vendió dos fincas urbanas, propiedad de Juan, y consiguió de éste que le firmara un cheque por 369.000 euros. ¿Por qué hizo eso la víctima? ¿Tal vez porque ella sólo tiene 31 años? Sea como fuere, el buen señor se quedó sin 1.152.467 euros. Los poderes que Juan le dio a la chica cubana eran tan desproporcionados que directores de tres bancos le advirtieron a la víctima de que podría estar arruinándose. Por su parte, la acusada intentó transferir una fuerte cantidad de dinero a una cuenta de su propiedad, pero el bancó se negó a colaborar. La sentencia pone de relieve la peligrosidad y maliciosidad de la acusada. Silencio ante la humillaciónDados los buenos retiros económicos de algunos ancianos, está claro que se abre un camino amplio para estas timadoras que, confiadas en el patético desafío de unas personas mayores, pueden obtener gran parte de sus ahorros. Hombres de edad provecta que sólo pueden confiar en carabinas de un solo tiro y en la viagra, se ofrecen en un mercado cada vez más sabio que se aprovecha del miedo al ridículo y el corte de denunciar una situación tan vergonzante para la víctima que más de uno ha aceptado quedarse con un palmo de narices antes de pasar el trago de la humillación.Contra estas campañas de acoso a los mayores por parte de la delincuencia que importa usos de otros países, suele ser bueno que se alerten a los servicios sociales para que los ancianos no sean secuestrados, maltratados y desplumados por maritornes forasteras que debutan tras cruzar el charco precisamente cuando vienen a delinquir. Es decir, a lo contrario de millones de emigrantes que vienen a ganarse el pan y trabajan de sol a sol.