Asia

Londres

Ese horrible graznido por Francisco Martínez

La Razón
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¿Dónde van los patos de Central Park en invierno?», se pregunta Holden Caulfield en la novela «El Guardian entre el centeno». En Londres la pregunta es otra y el animal, también: «¿Por qué hay tantas gaviotas en el centro de la ciudad?». El número de estas aves, habitualmente costeras, ha aumentado en los últimos años en la capital, se ha duplicado incluso y, además, se las denomina gaviotas «asesinas», porque no tienen contemplaciones en atropellar a los transeúntes cuando bajan en busca de comida, según las noticias. Puede que no sea para tanto, que no ataquen a las personas, pero sí las despiertan. Eso seguro. Son más fiables que un reloj. Cada día, de lunes a domingo, a las ocho menos cuarto de la mañana, sin falta, empieza la serenata nada melodiosa en los alrededores del hotel, el graznido que a uno le hace dudar si al asomarse a la ventana se encontrará el mar de frente. Pero abajo hay asfalto, aunque ahora aparece mojado porque la famosa lluvia londinense ha aparecido. Teniendo gaviotas, ¿para qué hace falta despertador? Pero estas aves no son los únicos animales que habitan por la capital. Londres es la ciudad con más zonas verdes del mundo, muchas de ellas muy cerca entre sí, separadas por apenas una gran avenida que atraviesan coches y peatones. Fauna humana. Pero también fauna animal. De vez en cuando, un zorro se deja ver para pasar de un parque a otro o escondido en Hyde Park.