Copa Confederaciones

ESPAÑA CAMPEONA DEL MUNDO

Ni el árbitro ni Holanda, naranja maníaca, pudieron con España / Casillas paró e Iniesta sentenció

La Razón
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Bert van Marwijk supo que jugando al fútbol nunca ganaría a España y ordenó cortar cabezas, piernas, todo lo que estuviera delante de sus jugadores, terminó con diez, y gracias. Convirtió la final del Mundial, la fiesta del fútbol, en una carnicería que se extendió injustamente hasta la prórroga. "La Roja"mereció ganar antes y, sin embargo, Casillas fue el héroe del encuentro, con dos paradas antológicas, y con permiso de Iniesta, el goleador. España entra en la historia por la puerta grande. Ya puede decir Del Bosque lo que Pepu Hernández: ESTO ES FÚT-BOL, de campeonato.

 

En Holanda, excepto Mathijsen, todos los titulares han sido amonestados en el Mundial, también el portero. Lectura fácil: reparten estopa; la evidencia, en los tres primeros minutos, tres faltas. No ocultaban sus intenciones, parar a los españoles de cualquier manera. A los 15, amarilla de Van Persie; a los 22, sólo amarilla a Van Bommel, y a los 28 De Jong se tuvo que ir a la calle por patada de karate en el pecho a Xabi Alonso. Howard Webb mostró la tercera y subrayó su deficiente actuación al no conceder la ley de la ventaja a Iniesta, enfilado hacia la portería.

 

El juego brusco y sucio de los holandeses, que no avanzaron líneas hasta mediado el primer tiempo, después de la siega inicial, dejó a España inerte. Había salido muy bien, Stekelenburg tuvo que estirarse para evitar un gol de Sergio Ramos, que luego casi acierta otro, y las tarascadas la desactivaron. Villa y Pedro no entraban en juego, Puyol vio una amarilla justa y Ramos otra, injusta, porque el Pérfido Albión se sintió en la obligación de equilibrar el apartado de amonestaciones.

 

Con los holandeses se quedó muy corto, también perdonó la roja a Sneijder por patear impunemente a Busquets en la rodilla, sin balón. Sólo le regañó. Le vino grande el España-Suiza, toco madera, y la final, convertida por los "oranjes"en un rompehuesos, mucho más.

 

Dos no discuten si uno no quiere y Holanda, con la complicidad del colegiado inglés, se negó a jugar. Optó por las patadas (14 faltas en el primer tiempo por 6 España) y esperó su oportunidad, una carrera de Robben, algún rebote de Sneijder, y siempre, en el horizonte, destrucción masiva.

 

En su himno, los holandeses cantan "yo siempre honraré al Rey de España", pero en el terreno de juego no conocen ni a su padre. Sobre el campo de minas que diseñó Van Marwijk, España sobrevivió, sin más. Intentó jugar y no la dejaron.

 

Otro detalle holandés, sólo para los seguidores del pulpo: los alineados portan los dorsales del 1 al 11, como en los viejos tiempos, antes de que la fiebre de la NBA invadiera el fútbol con dorsales de risa y asistencias en lugar de pases. En 2002, Brasil habría ganado el Mundial con la numeración tradicional si Emerson, el 7, no se hubiese lesionado haciendo de portero antes del campeonato.

 

Le suplió Cleberson, con el 15. Sólo es un dato, no una premonición. También lo es que Vicente del Bosque repitió equipo y Pedro volvió a jugar, como contra Alemania, pero en la primera parte apenas apareció. Cuando tuvo el balón le cercaron cuatro rivales y careció de profundidad. Tampoco se asoció con Villa, perdido entre los dos centrales.

 

Del Bosque no es de revoluciones y no le da por inventar. No hurga en lo que funciona; lo mejora, si puede. España ganó a Alemania en la semifinal con Pedro y Pedro jugó junto a los habituales. En el segundo tiempo, tal y como discurrió el primero, se imponían reajustes porque, después de todo, Casillas intervino más que el portero contrario, y una vez magistralmente cuando Sneijder le devolvió el balón sin renunciar al gol.

 

Fue un accidente, pero ya se sabe que los partidos épicos se deciden por pequeños detalles, un error, un fallo de concentración o uno del árbitro, y en éste, Webb los encadenaba, siempre en idéntica dirección; prefirió dejar cojo a medio equipo español que amputar un miembro (holandés) a la final. Supongo que la FIFA se lo agradecerá, pero es como para enviarle a galeras.

 

Holanda, la naranja maníaca -Van Bronckhorst vio la cuarta en el 52 y Heitinga la quinta en el 56- salió en el segundo tiempo con once, dos estaban de regalo, y España, pese a todo, decidida a jugar. No sabe hacer otra cosa. Rozó el gol Capdevila, Heintinga pidió penalti de Ramos, que fue menos evidente que el de "destripaterrones"Van Bommel a Alonso. Entonces Navas suplió a Pedro. Tocaba entrar por las bandas, y concentrarse, porque Robben se le escapó a Piqué y Casillas, inigualable en el uno contra uno, hizo con el pie la parada de la final.

 

Navas dio utilidad a la banda derecha y su primer centro no terminó en gol porque el disparo de Villa tropezó en Heitinga. Seguía apretando España, buscando el tanto de la victoria y a Ramos se le fue alto el de Puyol a los alemanes. Los holandeses ahora provocaban, simulaban faltas por tropezar adrede. El juego subterráneo les favorecía y seguían pensando en que a Robben le sonara la flauta, pero, después de dejar sentados a Piqué y a Puyol, volvió a encontrarse con Casillas, imperial. Sus defensas ya le debían dos. Ahora Cesc entró por Alonso.

 

Y llegó la inevitable prórroga. Idénticos principios. Penalti monumental de Heitinga a Xavi, nada, y a Cesc que le despeja el portero lo que iba a ser el gol, e Iniesta que se entretiene en lugar de chutar; a Navas que se lo despeja Gio. Una ocasión por minuto y nada. España en este Mundial no ha tenido nada de suerte al encarar la portería, y menos con Webb. Entró Torres por Villa y 109 minutos después el inglés expulsó, por fin, a un holandés, Heitinga. Iniesta era en esos instantes el hombre del partido.

 

Stekelenburg perdía tiempo, a Robben le perdonaban la segunda. Mas tanto iba el cántaro a la fuente que Iniesta -"Dani Jarque siempre con nosotros", en la camiseta-, a pase de Cesc, aleluya. Marcó. Quedaban 3 minutos, aún se rompió "El Niño". Y fin. Casillas llora, "La Roja"es campeona; España, una fiesta, y Holanda, una naranja exprimida. El fútbol hizo justicia. ¡Qué selección! ¡Campeona del Mundo!